Lima (AFP) – El presidente de Perú, Martín Vizcarra, se defendió este lunes ante el Congreso negando ser corrupto, en un segundo juicio político en menos de dos meses que puede sacarlo del poder por «incapacidad moral», a poco más de ocho meses de completar su mandato.
En una suerte de «remake» de un juicio del que salió airoso el 18 de septiembre, Vizcarra corre nuevamente el riesgo de tener un destino similar al de su predecesor, Pedro Pablo Kuczysnki, quien no pudo completar su mandato al verse forzado a dimitir por presiones del parlamento.
«Rechazo enfática y categóricamente estas imputaciones», «no he cobrado soborno alguno», dijo Vizcarra ante el plenario, al negar las acusaciones de que recibió coimas por contratos de obras públicas en 2014, cuando era gobernador de la región sureña de Moquegua.
«Aquí estoy dispuesto a esclarecer cualquiera de los hechos que falsamente se me imputan», pero «este proceso de vacancia carece de sustento», añadió el mandatario, quien hizo sus descargos personalmente durante 51 minutos, sin que su abogado Angel Fernando Ugaz tomara la palabra.
Este nuevo juicio relámpago fue abierto hacia las 10h30 de la mañana (15h30 GMT) por el jefe del Congreso, el opositor Manuel Merino, quien debería asumir las riendas del país en caso de que Vizcarra sea cesado, hasta completar el actual periodo de gobierno, el 28 de julio de 2021.
Merino es un político de bajo perfil, casi desconocido para los peruanos, tal como Vizcarra cuando asumió el poder hace dos años y medio.
Luego de hacer sus descargos, el mandatario se retiró del Congreso para emprender una gira de trabajo a la región central de Junín, mientras los parlamentarios hacían un receso para iniciar después un largo debate antes de proceder a la votación.
Por protocolos de bioseguridad por el coronavirus, un funcionario tomó la temperatura a Vizcarra al entrar al Congreso y la mayoría de los parlamentarios participaba en el plenario por videoconferencia.
87 votos
En el juicio anterior, Vizcarra era acusado de instar a mentir a dos funcionarias del palacio de gobierno sobre un cuestionado contrato a un cantante, pero sus adversarios solo consiguieron 32 votos, lejos de los 87 necesarios para removerlo.
Las acusaciones de supuesta corrupción no han mellado el alto apoyo ciudadano que tiene este ingeniero provinciano de 57 años, sin partido ni bancada legislativa, que asumió el poder tras la renuncia de Kuczynski, de quien era vicepresidente, el 23 de marzo de 2018.
Se desconoce si sus adversarios cuentan esta vez con los 87 votos para declarar la «vacancia presidencial», porque es difícil hacer pronósticos en el atomizado Congreso peruano, donde varios partidos no van a votar en bloque.
Vizcarra destacó en sus descargos que una vacancia (destitución) «es una medida extrema», que no debe ser aplicada por el Congreso «cada mes y medio».
Si Vizcarra es destituido, Merino se convertiría en el tercer presidente de Perú desde 2016, reflejo de la fragilidad institucional que ha caracterizado al antiguo virreinato español desde su independencia en 1821.
El Congreso admitió a trámite la moción de vacancia hace una semana por 60 votos a favor, 40 en contra y 18 abstenciones, a cinco meses de los comicios presidenciales y legislativos.
Como en el juicio anterior, no hay asuntos ideológicos en esta disputa, pues tanto el mandatario como la mayoría parlamentaria son de centroderecha.
Tampoco está en discusión el manejo de los grandes problemas de Perú, como la recesión económica, la pandemia del coronavirus o un foco de difteria que forzó a una vacunación de emergencia.
Vizcarra, quien ha alzado la bandera de la lucha contra la corrupción, destacó en sus descargos que hay 68 parlamentarios con procesos en curso, sin que por eso sean destituidos.
«Una insensatez»
Hace un mes, la Fiscalía anunció que investigaría las denuncias contra Vizcarra cuando culminara su mandato en 2021, pues ahora posee inmunidad, pero sus adversarios en el Congreso no quisieron esperar.
Vizcarra asegura que los parlamentarios rivales quieren sacarlo para retrasar las elecciones de 2021 y, de este modo, prolongar su mandato en el Congreso.
En los sondeos, redes sociales y en las calles (con cacerolazos), el apoyo a Vizcarra no decae: tres de cada cuatro peruanos quieren que siga gobernando, mientras el Congreso enfrenta un 59% de desaprobación.
Los gremios empresariales pidieron evitar la destitución y focalizarse en la reactivación económica y la emergencia sanitaria, mientras que el exmandatario Ollanta Humala (2011-2016), un militar nacionalista de izquierda, afirmó que es «una insensatez pretender vacar al presidente».
La corrupción es uno de los males de Perú y cuatro expresidentes están salpicados por el escándalo de pagos ilegales del gigante brasileño de la construcción Odebrecht.