Washington (AFP) – Julisssa Villanueva no imaginó que la medicina sería una herramienta para luchar contra la impunidad y el olvido. Pero sus esfuerzos como forense en Honduras la volvieron una de las diez mujeres reconocidas este año por Estados Unidos por su valor en el mundo.
«Esto es un estímulo para todos los peritos de ciencia forense, para que sepan que con su trabajo hacen la diferencia», dice en entrevista con AFP poco antes de recibir el Premio Internacional a las Mujeres de Coraje 2018 (IWOC) de la primera dama de Estados Unidos, Melania Trump.
Villanueva habla con voz fuerte y decidida. Tiene 45 años y una gran pasión por la profesión que eligió «aunque mi madre quería que fuera cirujana plástica o dermatóloga».
«¡En mi país eran tan pocos los patólogos y eran casi todos hombres! Decidí investigar la muerte y las enfermedades porque podía tener una mejor contribución para Honduras», uno de los países más violentos del mundo.
Desde 2002, cuando empezó su carrera como patóloga forense, ha trabajado para otorgar pruebas científicas a la investigación penal, convencida de que, de lo contrario, «la verdad nunca saldrá a la luz».
Según el Departamento de Estado estadounidense, que desde 2007 entrega el premio IWOC a mujeres con «valentía y liderazgo excepcionales», el enfoque de Villanueva en la evidencia forense ayudó a condenar asesinos cuando el testimonio de los testigos era insuficiente.
Como directora desde 2013 de la Dirección General de Medicina Forense de Honduras, Villanueva participó en la autopsia de la conocida ambientalista indígena Berta Cáceres, muerta a tiros hace dos años.
«El cuerpo de doña Berta habló», dijo tras recuperar los indicios que permitieron identificar a los autores materiales del crimen.
«Unas 110 mujeres ha muerto en mi país en condiciones violentas en lo que va del año. Entre el 15 y el 17% de nuestras autopsias son de mujeres por muerte violenta: femicidios, pero también suicidios y accidentes», señala.
Villanueva también fue clave para que Honduras reconociera el femicidio en su legislación.
– En pos de la dignidad –
Pero esta doctora que desarrolló el primer título médico de posgrado en medicina forense en Honduras, y promovió una revista especializada con alcance regional, está decidida a probar que su trabajo no se limita a una morgue.
«La gente cree que hacemos solo autopsias y ahí se acabó el tema. Pero la ciencia forense es mucho más dinámica», asegura.
Por eso, además de renovar la dirección de medicina legal en Honduras promoviendo los relevos generacionales y los intercambios con universidades, Villanueva apuesta a aplicar el conocimiento forense en pos de la dignidad.
Así, sentó las bases del Registro Nacional de Identificación Humana, y creó los «cementerios humanitarios» para que cadáveres de fosas comunes puedan ser identificados en espera de que alguien los reclame.
«También estamos promoviendo el uso del ADN para determinar la identidad de niños abandonados en las calles, o migrantes menores solos que intentan llegar a Estados Unidos, que pueden ser víctimas de trata porque nadie saben quiénes son», explica.
«Si le hacemos el ADN a esos niños, podemos promover las reunificaciones familiares», agregó, sin ocultar su entusiasmo por su apoyo al proyecto «DNA – Prokids», una iniciativa en España que lucha contra el tráfico de personas mediante de identificación genética de las víctimas y sus familiares, especialmente de menores.
«Esperamos que el Congreso apruebe la primera ley de ADN por los niños en Honduras», dice.
Villanueva recibió el viernes el premio IWOC junto a su madre, su hija, su tía y su sobrina, un apoyo femenino que la enorgullece, aunque también destaca a los «hombres valientes» con los que trabaja diariamente.
«¿Por qué soy una Mujer Coraje?», se pregunta. «Porque soy una mujer perseverante, tenaz, que cree con convicción que el alcance de las ciencias forenses favorece directamente a la no impunidad en todos los crímenes».