Caracas (AFP) – Tome el presupuesto anual de un país petrolero y guárdelo en moneda local sin tocarlo. Espere 14 años y ese dinero, equivalente entonces a 50.000 millones de dólares, valdrá 25 centavos de dólar. ¿Inverosímil? Ocurrió en Venezuela.
El viernes entra en vigencia una reconversión monetaria en Venezuela, que le quitará ceros a su destruida moneda, el bolívar, por tercera ocasión desde 2008. Esta vez serán seis ceros eliminados, llegando a 14 en total.
Un millón de bolívares, unos 25 centavos de dólar insuficientes para comprar una barra de pan, serán un bolívar… y ese bolívar a su vez representa 100 billones de bolívares de 2007, reflejo de una increíble erosión: el presupuesto nacional de aquel año alcanzaba 115 billones de bolívares, que eran más de 50.000 millones de dólares.
Sueldos diluidos –
Los salarios, en el camino, se disolvieron. «Cobramos, quincenal, menos de tres dólares», dice a la AFP Marelys Guerrero, una maestra de 43 años que cobra millones que no valen nada.
De facto, la gente común hizo una reconversión y es normal hablar de miles para referirse a millones.
El saliente cono monetario, que tiene como tope el billete de 1 millón, convivirá unos meses con el nuevo y sus denominaciones: una moneda de un bolívar y billetes de 5, 10, 20, 50 y 100 bolívares.
Marelys teme al redondeo. Si algo queda en 4,5 tras la reconversión, «no va a costar 4,5, sino 5», dice esta mujer en una tienda en Chacaito, una zona comercial de Caracas.
Con los venezolanos intentando protegerse de la inflación más alta del mundo, proyectada en 1.600% para este año por la firma privada Ecoanalítica, el dólar ha desplazado al bolívar y más de dos tercios de las transacciones en Venezuela se hacen en esa moneda, según estimaciones privadas.
La situación derivó a la vez en una crónica escasez de efectivo y relegó al bolívar a transacciones con tarjetas de débito y transferencias bancarias. El poco ‘cash’ circulante se usa básicamente en el transporte público.
Nicolás Maduro habla de «bolívar digital», pidiendo la «digitalización» total de pagos.
Esa idea es de antemano una rendición, afirma Luis Arturo Bárcenas, de Ecoanalítica. «No va a haber seguramente la suficiente dotación de efectivo (…). Estás reconociendo que no tienes la capacidad para emitir todos los billetes en bolívares que requieres», explica este economista.
Los sistemas bancarios se paralizarán la noche del jueves para ajustes técnicos.
Ceros interminables –
Mientras Marelys teme nuevos saltos inflacionarios, trabajar con seis ceros menos consuela al contador Rodrigo Bermúdez.
«Es un alivio para nosotros», comenta Bermúdez, quien muestra a la AFP una factura en la que debe dividir un cobro en cuatro partes para poder incluirlo en los sistemas de contabilidad usados en su compañía. Son cifras interminables. Ilegibles.
«La cantidad de dígitos estaba haciendo todo muy engorroso», agrega.
Las reconversiones fueron habituales en Latinoamérica, en especial en los tiempos de hiperinflación en países como Argentina, Brasil o Perú en las décadas de 1980 y 1990. Argentina incluso creó otra moneda, el austral, que luego desapareció para volver el peso.
Aunque Maduro restringió el gasto público y limitó el crédito, que prácticamente ha desaparecido, los precios siguen aumentando, incluso en dólares.
«Si uno espera que la inflación se comporte igual que en los últimos meses, es muy probable que en unos tres o cuatro años el gobierno deba reconvertir nuevamente», advierte Bárcenas.
Esta reconversión se produce solo tres años después de la anterior, en 2018, que eliminó cinco ceros al bolívar.
«Te compro tu dólar» –
«¡Te compro tu dólar!», gritan jóvenes con gruesas fajas de billetes de bolívares en una parada de autobuses hacia ciudades dormitorio próximas a Caracas.
Ante la falta de efectivo, los buses y las paradas son casas de cambio ambulantes.
«Los dólares los pagamos a cuatro millones. El pasaje cuesta dos millones», comenta William Hernández, transportista de 56 años.
La imagen se volvió cotidiana después de que el dólar estuviese proscrito en las calles por 15 años por un control de cambio establecido por el fallecido Hugo Chávez en 2003. Aunque aún existe, ese mecanismo fue luego flexibilizado debido al desplome de ingresos producto del colapso de la industria petrolera venezolana y las sanciones internacionales contra el país.
Maduro califica la dolarización informal como «una válvula de escape».