Como todo niño de kindergarten, el hijo de Rosa Carrillo recibe clases y hace las tareas que le deja su maestra. Pero en lugar de asistir a una escuela regular, su aula de clases gira en torno a una academia virtual..
“A mi hijo le gusta. He visto como la educación es mejor, especialmente con la atención individualizada”, dijo Carrillo. “Este sistema es diferente”.
El pequeño de seis años es alumno regular de las Academias Virtuales de California (CAVA), una red que permite a los estudiantes, desde kínder hasta doceavo grado, recibir clases sin tener que asistir a una escuela regular. Las clases son gratuitas y el estudiante recibe todos los materiales que necesita.
Para Carrillo y su hijo, el día regular de clases en la academia virtual comienza a las 8 de la mañana, en la que incluye asignaciones de las matemáticas, inglés, historia, ciencias y educación física, además de la sesión de Class Connect. A través de Class Connect, el pequeño tiene oportunidad de interactuar con su maestro y otros niños de la academia. La sesión dura entre 30 minutos a una hora.
“Los niños ven al maestro, interactuar unos con otros y hacer preguntas. Todo igual como una clase real”, dijo Carrillo
Carrillo destaca que la búsqueda de escuela para su hijo incluyó diferentes opciones en el área donde viven pero no estuvo satisfecha con los resultados. Algunas escuelas tenían clases con muchos estudiantes, un factor que ella considero que no ayudaría a su hijo con su proceso de aprendizaje.
“Con esta opción [escuela virtual], se que va a aprender, va a entender porque obtiene las respuesta a todas las preguntas que hace”, dijo Carrillo. “En los meses que ha estado asistiendo a la escuela, ha logrado grandes progresos”.
Por haber estudiado un año de preparatoria en casa, a Carrillo tenía idea de lo que es estudiar fuera de un aula regular.
“Es un poco diferente a cuando estudiaba la preparatoria en homeschooling, porque en aquella época sólo disponía de textos y el currículo a seguir”, dijo Carrillo, destacando que en CAVA su hijo puede participar en excursiones, pertenecer a clubes y otras actividades de socialización.
Otra de las ventajas de la academia virtual, señala Carrillo, es la comunicación constante con la maestra de su hijo.
“Si tengo alguna duda, puedo enviarle un correo electrónico, mensaje de texto o llamarlo
Una opción diferente a la tradicional
CAVA es considerada una escuela pública, financiada con dinero estatal. Comenzó a funcionar en el año 2002 y actualmente cuenta con una población estudiantil de unos 1,200 estudiantes en California, con aproximadamente 3 mil de ellos en el condado de Los Ángeles.
April Warren, administradora académica de CAVA, destaca que la academia se ha ido convirtiendo en una opción para los padres que desean una atención más individualizada para sus hijos.
“Los padres vienen a nosotros por una razón, muchas veces porque sus hijos han sufrido acoso escolar, los maestros no les están dando la suficiente atención. La razón por la que este tipo de escuelas [CAVA] son tan populares es porque los estudiantes necesitan una avenida diferente”
Los estudiantes que ingresan al programa de la academia virtual toman un examen diagnóstico al comienzo y final del año escolar que les permite medir su rendimiento durante todo ese periodo.
“Hemos visto que los estudiantes que ingresan a nuestro programa, muchas veces vienen atrasados y les toma más tiempo para ponerse al día”, dijo Warren. “El examen nos permite saber si han superado esa brecha”.
Controversias con los programas en línea
Pero hay quienes destacan que las escuelas virtuales no son una buena opción para los estudiantes californianos. Un estudio realizado por el Centro para la Investigación de Resultados Educativos (CREDO) para la Universidad de Stanford, señala que los estudiantes californianos inscritos en las escuelas chárter en línea no obtienen el mismo rendimiento que el resto de los estudiantes del estado.
El estudio, que utilizó información de 17 escuelas virtuales, indica que la “mayoría de los estudiantes de esas escuelas chárter en línea tenían un desarrollo académico muy débil tanto en matemáticas como en lectura, en comparación con sus compañeros de escuelas tradicionales”.
De acuerdo con el estudio, sería el equivalente a perder 72 días de aprendizaje en lectura y 180 días de matemáticas, en un año escolar de 180 días.
Warren, sin embargo, difiere con los resultados.
“Creo que hay diferentes formas en que se puede medir el éxito [académico]. Ellos están comparando cosas sencillas, como el rendimiento de los estudiantes en matemáticas o lectura y eso son aspectos importantes”, dijo Warren. “Pero si un estudiante acaba de inscribirse, le toma hasta 18 meses para ponerse al día y esa es la razón por la que nuestros resultados siempre van a parecer diferentes si se les compara de esa manera”.