Boyle Heights es actualmente una comunidad con gran concentración latina. Sin embargo, hasta mediados del siglo pasado fue el hogar de una numerosa comunidad judía.
Esa presencia se ve reflejada en la Sinagoga Breed Street, que muestra el paso de una numerosa comunidad judía que vivió en esa área de la ciudad. Hoy se levanta entre la una activa comunidad latina que ha sido testigo del cambio histórico y cultural de Los Ángeles.
Pero a pesar de estar abandonada durante muchos años, esa joya judía se ha convertido ahora en parte de un proyecto para preservar esa parte de la historia de Los Ángeles.
Entre 1910 y 1950, unos 75 mil judíos de europa oriental formaron en Boyle Heights la que fue considerada como la comunidad judía hablante de Yiddish más grande al este de Chicago.
“Cuando los judíos se fueron, dejaron los edificios abandonados, porque ya no había muchos en esta área. Se hizo más latino”, dijo Juaquin Castellanos, miembro de la junta directiva del Proyecto de la Sinagoga de la Calle Breed. “Eso creó problemas de vandalismo. La gente vino y lo destruyó”.
Aunque Juaquín Castellanos no es judío, considera que la restauración de la sinagoga en Boyle Heights forma parte de la historia de esa comunidad.
Es por ello que se ha convertido en un defensor de esa joya judía para que las nuevas generaciones conozcan sobre las diferentes culturas que han vivido en esa área de Los Ángeles.
“Una señora de la comunidad se opuso a que se demoliera para construir casas para familias de bajos recursos”, dijo Castellanos, recordando cuando en la década de los 80 no sabían qué hacer con el lugar.
“Ella dijo, ‘no, este es un lugar que se tiene que restaurar para que la comunidad sepa que es algo histórico’. Y así empecé a involucrarme”, añadió Castellanos.
Una joya judía en un barrio latino
El sitio de la Congregación Talmud Torah en Boyle Heights comenzó en 1915 con un lugar pequeño que luego dio paso a la construcción de la sinagoga cuando la comunidad creció.
El templo fue consagrado en 1923 y su arquitecto fue Abram M. Edelman, cuyo padre fue el primer rabino de Los Ángeles. La obra fue diseñada al estilo Neobizantino, con arcos redondos, ornamentos de bajo relieve y ladrillo dicromático.
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Castellanos destaca que el lugar tiene un sótano grande, un escenario para presentaciones artísticas y un balcón, en donde se sentaban las mujeres durante los oficios religiosos. En la época en que se celebraban servicios religiosos, tenía capacidad para albergar a unas 1,500 personas.
La sinagoga está inscrita en el Registro Nacional de Lugares Históricos y la Sociedad de Conservación de Lugares Históricos del Condado de Los Ángeles considera que el templo fue “el vínculo religioso y cultural de la primera comunidad judía en el este del condado”.
Una labor de preservación para las generaciones futuras
Castellanos destaca que cuando la comunidad judía dejó Boyle Heights, ya no hubo quien se hiciera cargo de la sinagoga.
“Cuando los judíos se fueron, dejaron los edificios abandonados, porque ya no había muchos en esta área. Se hizo más latino”, dijo Castellanos. “Eso creo problemas de vandalismo. La gente vino, destruyó”.
Sin embargo, la comunidad pensó en rescatar el lugar, para preservarlo para las generaciones futuras.
“Nadie sabía si derribarla o restaurarla, porque había que hacer algo con el edificio”, dijo Castellanos, destacando que al final decidieron conservarlo para enseñarle a la comunidad latina sobre otras razas.
“La gente pensó que podría ser un lugar para que la gente venga y aprenda”, añadió.
Es por ello que, cuando la ciudad traspasó el lugar al Jewish Historical Society a mediados de los 90, comenzó una campaña para a recaudar fondos y comenzar su restauración poco a poco.
El proyecto utiliza fondos privados para lograr su objetivo, con eventos para recaudar fondos. Gran parte del dinero ha sido donado por personas judías.
Las reparaciones se realizan por partes y entre los proyectos que aún quedan por hacer es arreglar la cerca que rodea la sinagoga, colocar más luces y cámaras. También prosiguen con la restauración interna del templo, en donde ya se reparó el techo y se construirá un elevador.
“Al proyecto todavía le queda un 20 por ciento para ser restaurado, más que todo al frente y a los lados. Por eso es que está cerrado”, dijo Castellanos.
Cuando culminen con el proyecto de restauración, destacó Castellanos, el templo será una combinación de museo y lugar para eventos comunitarios. El sótano se ofrecerá a las organizaciones de la comunidad como sede para sus actividades.
Un lugar de reunión para toda la comunidad
Actualmente la comunidad latina usa el edificio original para eventos y sirve de lugar de ensayos para la Orquesta Juvenil de Boyle Heights.
El lugar se abre para ofrecer recorridos a las personas interesadas, especialmente a los niños de escuelas de la comunidad. Pero también personas de origen judío también visitan el lugar como una forma de rendir honor a sus raíces.
“Mucha gente que viene a visitar la iglesia dicen que este era su lugar de adoración”, dijo Castellanos. “Mucha de la gente que vivía aquí se fueron a vivir a otros lugares de la ciudad pero muchas veces vienen y a traen a sus hijos y nietos para mostrarles a dónde venían”.
Aunque nadie creía que la restauración de la sinagoga era algo factible, el proyecto continúa para devolver a esa joya judía el brillo que poseía durante los tiempos de mayor actividad.
“Nadie creía que se podría hacer, porque no creían que alguien daría dinero para eso. Pero aquí estamos”, dijo Castellanos, destacando que aún quedan varios años por delante para culminar con el proyecto, que dependerá de los fondos.