Ciudad Juárez (México) (AFP) – Entre congoja y desconcierto, una decena de migrantes brasileños amanecieron este jueves en la mexicana Ciudad Juárez, adonde autoridades estadounidenses los enviaron a esperar la respuesta a sus solicitudes de asilo, en una ampliación de la estrategia de Washington para frenar el flujo de indocumentados a su frontera sur.
El grupo de sudamericanos, que incluye a cuatro menores de edad, arribó a la ciudad fronteriza la tarde del miércoles, el mismo día en que el Departamento de Seguridad Interior (DHS, por su sigla en inglés) anunció la inclusión de ciudadanos brasileños en los Protocolos de Protección del Migrante (MPP), un acuerdo conocido también como «Quédate en México».
«No nos explicaron nada, no sabemos por qué hemos vuelto acá», dice Tania Costa da Silva, de 32 años, quien fue devuelta a México junto a su esposo Jones Silva de Brito, de 35 años, y su hija Isabella de seis.
En 2019 Estados Unidos selló con México los MPP, donde se estipula que los demandantes de asilo que lleguen a la frontera común deben esperar en este país la tramitación de sus solicitudes.
Según el DHS, la cantidad de brasileños que llegaron a la frontera sur se multiplicó por once entre el año fiscal 2018 y el de 2019, que terminó en septiembre.
El canciller Marcelo Ebrard explicó que fue el gobierno mexicano el que abogó ante Estados Unidos por incluir a los migrantes brasileños irregulares en el MPP, de manera que éstos puedan pedir asilo en ese país y aguardar la respuesta en territorio mexicano, evitando así su deportación.
«Si México dice que no, a todos esos brasileños los van a deportar mañana a Brasil», afirmó Ebrard, quien aseguró que los solicitantes del país sudamericano «no son tantos».
– Con frío y lejos de casa –
Tania, Jones e Isabella partieron desde Minas Gerais el 21 de enero y una vez en Juárez cruzaron el río Bravo y se entregaron a los agentes de la Patrulla Fronteriza, esperanzados en quedarse en Estados Unidos aunque fuera detenidos.
Sin embargo, los cinco días en El Paso, Texas, resultaron penosos, entre el hacinamiento, el frío y muy mala comida, relataron.
«La celda era para 14 personas y había 32. Todos en el piso. 32 en lugar de 14, es demasiada gente», denuncia el padre de familia.
Las autoridades estadounidenses registraron sus rostros y huellas dactilares antes de devolverlos a México junto a otros siete compatriotas.
Cuatro de ellos, una pareja con dos niños, se alojaron en un hotel, mientras que los Costa Silva junto a otra familia de tres, igual que la suya, fueron acogidos en la Casa del Migrante, un albergue local.
Allí, hombres, mujeres y niños duermen separados, por lo que tras su primera noche se reunieron la mañana del jueves en el patio del local, ansiosos de sentarse bajo el sol pues la ciudad amaneció a un grado centígrado.
Mientras las dos niñas oraban frente una imagen de la Virgen de Guadalupe, Tania leía reiteradamente su carta de retorno que explica, en portugués, que forman parte del MPP y que deberán esperar en México hasta el 22 de abril.
«Es mucho tiempo y no tenemos cómo volver a Brasil», dice Tania quien revela que salieron huyendo pues temían por su vida. «Tenemos deudas y estamos sin trabajo. Como nos amenazaban de muerte, hemos venido», añadió.
– Una política «peligrosa» –
La Cancillería brasileña dijo este jueves que fue informada por Washington de la aplicación del MPP y que sus ciudadanos pueden solicitar asistencia consular brasileña.
«Son ciudadanos que ingresaron de forma regular en México y que podrán permanecer en el territorio de ese país durante el tiempo establecido por la legislación mexicana», indicó la institución en una nota enviada a la AFP.
Para el DHS, los protocolos con México son «una de las muchas herramientas que el Departamento ha implementado para asegurarse que quienes tienen peticiones de asilo meritorias sean atendidas oportunamente y que aquellas peticiones fraudulentas sean identificadas».
«¡Gracias México!», dijo en Twitter el subsecretario interino del Departamento de Seguridad Interior (DHS) de Estados Unidos, Ken Cuccinelli.
La Liga de Congresistas Latinos (CHC por sus siglas en inglés) dijo que los protocolos con México son una política «peligrosa y a veces mortal».
«Expandir este programa a los demandantes de asilo brasileños sería devastador, ya que estas familias no hablan español y van a ser aún más vulnerables en México», dijo en Twitter la asociación, que suele criticar las duras políticas migratorias del presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
El número de migrantes detenidos en la frontera sur sumó casi un millón en el año fiscal 2019, casi el doble que en el período anterior, lo que generó fuertes tensiones entre Washington y países del sur -en particular México, Honduras, Guatemala y El Salvador- que se vieron forzados a firmar acuerdos para reducir el flujo.
Después de alcanzar un máximo en mayo de 2019 de 144.000 detenciones, en diciembre el flujo totalizó 40.000 migrantes.