Bushnell (Estados Unidos) (AFP) – El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, «sigue firmemente comprometido» a sacar del poder al mandatario de Venezuela, Nicolás Maduro, aseguró el jueves el secretario de Estado, Mike Pompeo.
El jefe de la diplomacia estadounidense dijo que el gobierno de Trump «de ninguna manera» abandonó sus esfuerzos para desalojar a Maduro de un cargo que, según Washington, el gobernante venezolano detenta de manera ilegítima luego de una cuestionada reelección en mayo.
«Estamos trabajando para restaurar la democracia en Venezuela», dijo Pompeo a la emisora WFLA Orlando.
«El presidente Trump sigue firmemente comprometido con eso», agregó.
Estados Unidos apoya en ese sentido la lucha del líder opositor venezolano Juan Guaidó, a quien reconoce como presidente interino de Venezuela.
Pompeo fue consultado sobre el tema al cumplirse este jueves un año de que, en su condición de jefe parlamentario, Guaidó invocara la Constitución y se declarara presidente encargado con miras a encabezar un gobierno de transición y organizar nuevas elecciones.
Guaidó es reconocido por más de 50 países, pero «el dictador» Maduro sigue en el poder, dijo el periodista Bud Hedinger, del programa Good Morning Orlando. «¿Renunció Estados Unidos a tratar de desalojar a Maduro?», le preguntó a Pompeo.
«De ninguna manera», respondió el secretario de Estado, quien dijo que tuvo el «privilegio» de reunirse con Guaidó el lunes en Colombia.
Guaidó «está trabajando para llevar adelante lo que el pueblo venezolano exige. Solo quieren libertad y democracia», afirmó.
Pompeo, que culminó el miércoles una gira por Latinoamérica y el Caribe en la que la situación en Venezuela estuvo muy presente, se reunió en Miami con exiliados venezolanos opositores a Maduro.
«Hablamos de la amenaza de seguridad que supone el régimen de Maduro para Estados Unidos», dijo a AFP Gustavo Garagorry, que preside el VARC (Club Republicano Venezolano Americano).
– «Hombre malo Maduro» –
El secretario de Estado reiteró más tarde la convicción de Trump de defender la libertad y la democracia «en todo el mundo» para hacer de Estados Unidos un país «más seguro», durante un discurso sobre la política exterior del gobierno en la pequeña ciudad de Bushnell, Florida.
«¡Bien!», gritó la audiencia cuando mencionó a Venezuela.
«El hombre malo Maduro destruyó» a su país y provocó la huida de «seis millones de personas», dijo Pompeo.
«Eso no está bien, y es por eso que Estados Unidos apoyará al pueblo venezolano para que pueda tener elecciones libres y justas», agregó, en medio de fuertes aplausos.
Unas 650 personas, de acuerdo con los organizadores, se habían congregado en el predio ferial del condado para escuchar a Pompeo, la mayoría personas blancas jubiladas que llevaban gorros y camisetas rojas de Trump.
En su discurso, plagado de alusiones a Dios y énfasis en la necesidad de defender la libertad religiosa en cada rincón del planeta, Pompeo hizo alusiones indirectas a la reelección de Trump, quien buscará un segundo mandato el próximo noviembre.
Pompeo fue interrumpido varias veces con cánticos de «¡USA, USA!» y gritos que pedían «¡Cuatro años más!». Una persona incluso exclamó: «¡Doce años más!».
Entretanto, también en Florida, el secretario de Defensa estadounidense, Mark Esper, aseguró que el gobierno de su país sigue «poniendo mucha presión al régimen [de Maduro], económica y diplomáticamente».
«Estaríamos preparados para apoyar al pueblo y al nuevo gobierno de Venezuela con asistencia humanitaria luego del régimen de Maduro», aseguró Esper en un encuentro con periodistas en la sede del Comando Sur estadounidense en Miami.
El gobierno republicano de Trump conquistó a muchos cubanos y venezolanos de Florida, así como a hispanos conservadores en general, con sus duras políticas contra los gobiernos de izquierda de Latinoamérica.
En momentos en que Estados Unidos se prepara para las elecciones de noviembre, este estado de 21 millones de habitantes se vuelve un campo de batalla clave.
En Florida, considerada pendular, las elecciones suelen dirimirse por márgenes muy estrechos y cada voto cuenta a la hora de decidir quién habitará la Casa Blanca.