Washington (AFP) – El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, mantuvo firme el martes su amenaza de imponer aranceles a México si persiste la inmigración ilegal, una medida resentida en sus propias filas y que el gobierno mexicano se mostró «optimista» de lograr evitar.
Mientras el canciller mexicano Marcelo Ebrard se prepara para analizar el tema el miércoles con su par estadounidense, Mike Pompeo, Trump dijo que sería «tonto» que los republicanos trataran de detenerlo.
La cita, que será acogida por el vicepresidente Mike Pence en la Casa Blanca, llega con la tensión en aumento en Washington, donde algunos senadores republicanos dejaron en claro que evalúan desafiar a Trump.
El mandatario sorprendió incluso a sus aliados en el Congreso al anunciar hace cinco días que Estados Unidos aplicará a partir del 10 de junio aranceles del 5% a todos los bienes provenientes de México, un porcentaje que aumentará hasta un máximo de 25% a partir del 1 de octubre, si el vecino del sur no detiene el creciente flujo de indocumentados hacia el norte, principalmente de Guatemala, Honduras y El Salvador.
«Vamos a ver si podemos hacer algo, pero creo que es más probable que las tarifas sigan adelante», dijo Trump desde el Reino Unido, donde realiza una visita de Estado, asegurando que no aceptará excusas y cumplirá su amenaza.
Su homólogo mexicano, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), se dijo sin embargo «optimista» sobre alcanzar un acuerdo y afirmó estar dispuesto a reunirse con Trump «si hace falta».
Ebrard, que encabeza una delegación que desde el lunes se ha reunido con miembros del gobierno de Trump y la oposición demócrata, pronosticó altas probabilidades de evitar los aranceles.
«Creo que tenemos un 80% (de posibilidades) en favor de una negociación, un 20% tal vez de que sea difícil llegar a un acuerdo en este momento», dijo Ebrard a periodistas.
– «México tiene que hacer más» –
Pero en rueda de prensa en Londres, Trump echó por tierra la esperanza de una rápida solución, insistiendo en que el gobierno de AMLO «no debería permitir que millones de personas» busquen cruzar la frontera de México con Estados Unidos.
«México tiene que hacer más para frenar este ataque, esta invasión a nuestro país», dijo.
Las autoridades estadounidenses parecen abrumadas por la afluencia de personas, en su gran mayoría centroamericanos, que buscan ingresar a Estados Unidos tras atravesar México. Más de 100.000 migrantes mensuales fueron detenidos en la frontera en los últimos meses, según cifras estadounidenses.
Estados Unidos y México tienen hasta el domingo por la noche para llegar a un acuerdo si quieren evitar una escalada que según expertos perjudicaría a ambos países, y pondría en riesgo la ratificación del T-MEC, el nuevo acuerdo de libre comercio de América del Norte que reemplazará al TLCAN.
Trump comunicó su intención de aplicar gravámenes a México el mismo día en que los Congresos de ambos países iniciaron el proceso para aprobar este tratado, vital para México, que envía el 80% de sus exportaciones a Estados Unidos.
México confía en hallar «un punto de acercamiento» con Estados Unidos, pero también está «preparado» si se llegase a dar un escenario de no negociación, aseveró Ebrard, sugiriendo que el gobierno de AMLO podría considerar represalias.
La guerra comercial emprendida por Trump, intensificada recientemente contra China y México, no pasa desapercibida para el banco central estadounidense.
«Vigilamos de cerca el impacto que los acontecimientos pueden tener en las perspectivas de crecimiento de la economía de Estados Unidos y, como siempre, actuaremos para apoyar la expansión», dijo Jerome Powell, titular de la Reserva Federal (Fed), en un discurso en Chicago.
– Enojo republicano –
En el Congreso de Estados Unidos, la iniciativa de Trump provocó gran enojo en las filas del Partido Republicano, tradicionalmente opuesto a las medidas proteccionistas.
En el Senado, el líder de la mayoría republicana, Mitch McConnell, dijo sin rodeos: «No apoyamos los aranceles, y aún esperamos que puedan evitarse».
La incomodidad es tal que algunos legisladores han planteado la posibilidad de una votación para bloquear la iniciativa. Esto sería un fuerte desprecio para Trump, que ya ha tenido que vetar dos veces medidas votadas en el Congreso.
McConnell, quien tendría el poder de autorizar una votación de esta naturaleza, eludió sin embargo esta hipótesis, argumentando que esperaba que los aranceles simplemente no llegaran a aplicarse.
Consultado sobre este punto en Londres, Trump desestimó que los republicanos voten en su contra, recordando que goza de una inmensa popularidad en las bases del partido, de más del 90%.
Esta declaración no ayudó en nada a apaciguar a los senadores de su partido.
«Espero que no lleguemos allí, pero veremos qué pasa si el presidente aprieta el gatillo», advirtió el republicano de Pensilvania Pat Toomey.
El senador de Texas Ted Cruz, por lo general un aliado de Trump, también expresó su «oposición» a los aranceles porque «afectaría a los empleos estadounidenses»