Washington (DC).- El presidente Donald Trump firmó el sábado una orden ejecutiva que declara al inglés como el idioma oficial de los Estados Unidos. Esta acción marca un hito en la historia del país, ya que, por primera vez en casi 250 años, el gobierno federal reconoce un idioma oficial. 

La medida, celebrada por los defensores del nacionalismo lingüístico, también ha generado críticas de organizaciones de derechos civiles y defensores de los inmigrantes, quienes advierten que podría dificultar el acceso a servicios esenciales para millones de personas.  

Según la Casa Blanca, la orden busca promover la unidad nacional, facilitar la eficiencia del gobierno y fomentar la participación cívica. En su texto, la orden ejecutiva argumenta que «un idioma compartido es fundamental para una sociedad cohesionada» y subraya que Estados Unidos «se fortalece con una ciudadanía que puede intercambiar ideas libremente en un idioma común». 

La medida revoca una disposición del expresidente Bill Clinton del año 2000, que obligaba a las agencias federales y a los receptores de fondos públicos, como hospitales y escuelas, a ofrecer asistencia lingüística a quienes no hablaran inglés.  

Con la nueva orden, las entidades gubernamentales ya no estarán obligadas a brindar servicios en otros idiomas, aunque no se les prohíbe hacerlo. Esto significa que cada agencia y estado podrá decidir si mantiene programas de asistencia lingüística. 

Mientras que algunos estados con una gran población inmigrante pueden continuar ofreciendo estos servicios, otros, especialmente aquellos con restricciones presupuestarias o gobiernos menos favorables a la inmigración, podrían reducir o eliminar el acceso a traducciones y recursos en otros idiomas.  

El impacto de esta política podría ser significativo para los aproximadamente 21,7 millones de personas en Estados Unidos que no hablan inglés, de acuerdo con datos recientes del censo. Entre los sectores más afectados estarían la atención médica, la educación y los servicios gubernamentales. 

Pacientes con dominio limitado del inglés podrían enfrentar dificultades para comunicarse con sus médicos si los hospitales reducen sus servicios de traducción. De manera similar, los padres inmigrantes podrían tener más problemas para comprender avisos escolares y participar en la educación de sus hijos.  

Grupos de defensa de los derechos de los inmigrantes han expresado su preocupación. Vanessa Cárdenas, de la organización America’s Voice, calificó la orden de «un gesto divisivo que podría afectar el acceso a información vital para millones de personas».

Anabel Mendoza, de United We Dream, advirtió que la medida «podría ser utilizada como una herramienta para desmantelar programas de educación bilingüe y alentar la discriminación contra comunidades que hablan otros idiomas».  

Desde la administración Trump, la medida se presenta como un paso hacia la integración. ProEnglish, un grupo que ha promovido la designación del inglés como idioma oficial, celebró la orden afirmando que ayudará a los inmigrantes a aprender inglés más rápido y reducirá el gasto de los contribuyentes en traducciones gubernamentales. 

«Un idioma común es esencial para la unidad nacional y la participación cívica», argumentó la Casa Blanca en su comunicado oficial.  

Si bien muchos inmigrantes aspiran a aprender inglés para mejorar sus oportunidades en Estados Unidos, la realidad es que dominar un nuevo idioma puede llevar años, especialmente para quienes trabajan largas jornadas o tienen acceso limitado a educación formal. Al eliminar la obligación de asistencia lingüística, la orden podría complicar la vida de quienes aún están en proceso de aprendizaje del idioma.  

Esta decisión también encaja dentro de la agenda más amplia de Trump, que ha incluido medidas de deportación masiva y un enfoque más estricto en las políticas migratorias. Para sus críticos, la orden ejecutiva refuerza un mensaje de exclusión. 

«Trump está tratando de enviar la señal de que si no hablas inglés, no perteneces aquí», declaró Roman Palomares, de la Liga de Ciudadanos Latinoamericanos Unidos.  

El inglés ha sido el idioma predominante en Estados Unidos desde su fundación, con documentos clave como la Constitución y la Declaración de Independencia escritos en él. Sin embargo, el país nunca había establecido un idioma oficial a nivel federal, en parte debido a su tradición como una nación de inmigrantes. 

Actualmente, más de 350 idiomas se hablan en el país, reflejando su diversidad cultural y lingüística.  

A pesar de la importancia simbólica de la orden ejecutiva, su impacto legal podría ser limitado sin una acción del Congreso. 

La «Ley de Unidad del Idioma Inglés», copatrocinada por el vicepresidente JD Vance en 2023, buscó establecer el inglés como idioma oficial mediante legislación, pero no ha sido aprobada. En este sentido, la orden de Trump podría enfrentar desafíos legales o intentos de reversión por parte de futuras administraciones.  

La implementación de la orden será inmediata, aunque las agencias gubernamentales tendrán un período de transición para ajustarse a la nueva política. En el corto plazo, se espera que los estados y agencias federales tomen decisiones sobre la continuidad o eliminación de programas de asistencia lingüística. Organizaciones defensoras de los derechos civiles ya han anunciado que explorarán opciones legales para impugnar la medida.  

La declaración del inglés como idioma oficial de Estados Unidos representa un cambio significativo en la política lingüística del país. Para sus defensores, es un paso necesario para fortalecer la identidad nacional y mejorar la eficiencia gubernamental. Para sus detractores, corre el riesgo de excluir a millones de inmigrantes que contribuyen a la sociedad estadounidense pero aún están en proceso de aprender el idioma. 

Para leer la orden ejecutiva, haga clic aquí.