Washington (AFP) – El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, despertó temores de guerra al elegir al conservador John Bolton como su asesor de seguridad nacional y a otro político de línea dura, Mike Pompeo, como su jefe diplomático.

Ahora, si decide abandonar el acuerdo nuclear con Teherán, tiene un asesor que cree que Irán puede ser desarmado a la fuerza, y que fue uno de los que más presionó para la invasión de Irak en 2003.

Además, tanto Bolton como Pompeo estarán más abiertos a considerar una guerra preventiva con Corea del Norte si la cumbre con el líder Kim Jong Un no conduce al desarme nuclear de la península.

Y, mientras su embajadora ante Naciones Unidas, Nikki Haley, promueve el recorte de los fondos de Estados Unidos al organismo mundial, Trump tendrá a su lado a un unilateralista incondicional.

La llegada de Bolton a la Casa Blanca no fue una sorpresa, pero muchos expertos en política exterior no ocultaron su preocupación.

«Bolton es una amenaza para la seguridad nacional», escribieron Colin Kahl y Jon Wolfsthal, asesores del predecesor de Trump, Barack Obama, en un duro comentario para la revista Foreign Policy.

«Realmente es así de peligroso», señaló el New York Times en un editorial. «Lo bueno (…) es que dice lo que piensa. Lo malo es lo que piensa», añadió.

Pompeo, en tanto, fue denunciado como defensor de la tortura y la discriminación contra musulmanes y homosexuales por la ONG Human Rights Watch, que instó al Senado a rechazar su nombramiento.

– ¿»Halcones» sobrevuelan Latinoamérica? –

Nadie duda de la llegada de los «halcones» a la Casa Blanca. ¿Pero supondrá un mayor intervencionismo para sus vecinos del sur?

En agosto pasado, Bolton dijo al portal de extrema derecha Breitbart que Venezuela era una amenaza para Estados Unidos y urgió a Washington a no ser «tímido» con respecto a la «dictadura» de Nicolás Maduro, llamando a apoyar más a la oposición que busca «restaurar» un gobierno representativo.

«No olvidemos que Irán tiene bastante peso en la Venezuela de Maduro y lo tuvo también durante (el gobierno de Hugo) Chávez», dijo. «¿Por qué la embajada iraní más grande del mundo está en Caracas? Porque a través de ella están lavando dinero y porque Venezuela, junto con Canadá, tiene las mayores reservas comprobadas de uranio».

Bolton, que cree que Maduro gobierna asesorado por «altos funcionarios cubanos«, también acusó hace años a La Habana de desarrollar armas biológicas.

Pero para Richard Feinberg, experto en seguridad nacional y América Latina en el Instituto Brookings, los países latinoamericanos no están entre las prioridades del trío que conforman Bolton, Pompeo y el flamante asesor económico Larry Kudlow.

Esos nombramientos suponen «un nuevo equipo de machos alfa hiper-agresivos que estimularán los instintos intestinales más beligerantes de Trump, posiblemente guiando al mundo hacia el abismo», dijo a AFP.

«Afortunadamente, América Latina no está en la cima de su agenda. Cuba resistirá, como siempre lo hizo. Y nadie sabe qué hacer para frenar el creciente desastre humanitario de Venezuela», añadió Feinberg.

El senador republicano Marco Rubio, uno de los legisladores con más peso en la política de Estados Unidos hacia América Latina y contra Caracas, dijo que Bolton «es una gran adición a la Casa Blanca» y consideró «ridículos» los temores.

– El fin de «zanahorias y garrotes» –

Pero las ideas de Trump, que llegó a la presidencia sin experiencia en política exterior y terminó con varios de sus primeros asesores investigados por presunta participación en la injerencia de Rusia en las elecciones estadounidenses de 2016, parecen estar en cierta contradicción con las de Bolton.

Influido por su exestratega en la Casa Blanca Steve Bannon, un gurú nacionalista de ultraderecha, Trump viró hacia el aislacionismo y condenó la guerra de Irak que Bolton trabajó tan duro para promover.

En su primer año en el cargo, Trump se irritó bajo la moderada influencia de su segundo asesor de seguridad nacional, el general H.R. McMaster, y del ahora exsecretario de Estado, Rex Tillerson, brutalmente despedido la semana pasada.

Prefería sus reuniones casi diarias con Pompeo, su director de la CIA, cuya actitud hacia Irán se hacía eco de la suya, y disfrutaba viendo a Bolton lanzar análisis fulminantes en la conservadora cadena Fox News. Y eso que Bolton criticaba al mandatario.

Trump está orgulloso de la presión diplomática que cree que obligó a Kim Jong Un a invitarlo a una cumbre nuclear. Bolton piensa que es un fracaso.

«Ya es hora de que Washington entierre este enfoque ineficaz de ‘zanahorias y garrotes'», escribió Bolton en agosto en el Wall Street Journal, pidiendo ataques militares preventivos.

Resta ver si las opciones diplomáticas tienen los días contados frente a los tambores de guerra.