Naciones Unidas (Estados Unidos) (AFP) – Donald Trump hizo este lunes su debut en la ONU con la mira puesta en la crisis política en Venezuela y una ofensiva para reformar la anquilosada organización, que arranca una semana de debates dominados también por Corea del Norte, Irán y Birmania.
Trump y su vicepresidente, Mike Pence, llegaron en la noche a un lujoso hotel de Manhattan para cenar con los presidentes de Brasil, Colombia, Panamá y la vicepresidenta argentina, con quien debe discutir la crisis política en Venezuela.
El presidente de Perú, Pedro Pablo Kuczynski, también estaba invitado, pero finalmente se quedó en Lima tras un choque con el Congreso que forzó la renovación de su gabinete ministerial.
Estos países forman parte del Grupo de Lima, integrado por 12 naciones latinoamericanas que en agosto condenaron el quiebre del orden democrático en Venezuela y se niegan a reconocer la Asamblea Constituyente impulsada por el Gobierno de Nicolás Maduro.
En la mañana, los cancilleres de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), incluido el canciller venezolano, Jorge Arreaza, -que representa a su país en la Asamblea- se reunieron para decidir si deben celebrar la cumbre Latam-Unión Europea prevista para octubre, pero no llegaron a un acuerdo.
El Grupo de Lima y el Mercosur proponen aplazar la cita. Varios de sus integrantes han señalado que no asistirían a una cumbre junto a Venezuela.
La UE también estima que la cumbre debería «tener lugar en el momento más oportuno para tener éxito».
Arreaza no hizo declaraciones tras la reunión, pero retuiteó un mensaje de la embajada venezolana en Arabia Saudita: «Apelamos al espíritu de unión e integración de la CELAC (en) Nueva York».
– Crisis mundiales –
La Asamblea General anual de la ONU, en presencia de unos 130 líderes mundiales, comenzará oficialmente el martes con los discursos de Temer, Trump y Santos entre los primeros.
Varios son los presidentes latinoamericanos ausentes: además de Kuczynski, Maduro, el cubano Raúl Castro, el mexicano Enrique Peña Nieto y el argentino Mauricio Macri no acudieron a la cita pero enviaron a sus cancilleres o vices.
Al margen de los discursos de los líderes frente a la famosa pared de mármol verde, el Consejo de Seguridad debatirá el refuerzo de sanciones contra Pyongyang por sus pruebas balísticas y nucleares.
Trump y su homólogo chino, Xi Jinping, se comprometieron este lunes en una conversación telefónica a «maximizar la presión sobre Corea del Norte», anunció la Casa Blanca.
El futuro del acuerdo nuclear iraní también será discutido: Francia lo defiende como «esencial», mientras Israel busca derribarlo.
Trump, que se reunió este lunes con los líderes de ambos países, amenaza con poner fin al pacto, que ha calificado como el «peor acuerdo jamás negociado».
Birmania, donde se comete según Estados Unidos una «limpieza étnica» tras una campaña militar que ha obligado a huir a más de 400.000 musulmanes rohinyá, será el centro de una reunión convocada por el secretario de Relaciones Exteriores de Gran Bretaña.
– Basta de burocracia –
Trump comenzó la jornada de este lunes con una reunión en la ONU destinada a congregar apoyo para una profunda reforma de la organización creada hace 73 años, después de la Segunda Guerra Mundial.
«La ONU debe centrarse más en la gente y menos en la burocracia», y buscar sobre todo «resultados», sostuvo.
«La ONU fue fundada con metas verdaderamente nobles», apuntó.
Pero «en años recientes no ha alcanzado su potencial total debido a la burocracia y a la mala administración», afirmó el magnate inmobiliario, que en el pasado la denigró como un «club para que la gente se junte, charle y pase un buen rato».
Estados Unidos es el principal financiador de la ONU. Pero Trump amenaza con reducir drásticamente esos fondos, lo cual para el jefe de la ONU, el portugués Antonio Guterres, crearía «un problema irresoluble» para la institución.
«Ningún Estado miembro debería cargar de manera desproporcionada con la responsabilidad, ni militarmente ni financieramente», dijo Trump este lunes.
Un total de 126 países se han sumado a una declaración impulsada por Washington que exige profundas reformas en la ONU.
La embajadora estadounidense, Nikki Haley, llamó a los 67 países que aún no la han firmado a apoyarla.
La diplomática fue la gran impulsora del recorte de 600 millones de dólares al presupuesto de las misiones de paz de la ONU este año.