Washington (AFP) – El triunfo de Jair Bolsonaro en Brasil, la mayor potencia latinoamericana, es una buena noticia para el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien ve en este líder de ultraderecha un aliado de peso en la escena internacional.
Trump no ocultó su alegría al felicitar al excapitán del Ejército de 63 años tras su victoria el domingo con poco más del 55% de los votos válidos, «un margen considerable», dijo en Twitter, al destacar la «excelente» conversación telefónica que ambos mantuvieron.
Estados Unidos y Brasil trabajarán juntos en temas comerciales, militares «y todo lo demás», aseguró Trump.
El presidente estadounidense tiene razones para celebrar: este resultado en Brasil es una «reivindicación» del enfoque proteccionista y crítico de la política tradicional que él mismo promulga, dijo a AFP Christopher Sabatini, experto en Latinoamérica de la Universidad de Columbia en Nueva York.
Bolsonaro «expande la coalición de ‘outsiders’ populistas de extrema derecha que incluye a Polonia, Hungría, Filipinas», explicó.
«Estados Unidos será un socio más cercano a Brasil», auguró al diario brasileño Folha de Sao Paulo Steve Bannon, ideólogo de la campaña de Trump y cercano a líderes nacionalistas como el italiano Matteo Salvini y el británico proBrexit Nigel Farage.
Michael Shifter, director del centro de análisis Diálogo Interamericano, también ve «probable» que Trump y Bolsonaro se lleven bien y compartan posiciones «de línea dura».
«Ninguno de los dos cree en la lucha contra el cambio climático y ambos tienen apoyo de la comunidad evangélica y son pro Israel», dijo.
Defensor de la agroindustria, Bolsonaro prometió favorecer a los inversionistas en detrimento de los ecologistas en la selva amazónica y ya amenazó con sumarse a Trump en la retirada del Acuerdo de París, aunque recientemente dio marcha atrás.
Se pronunció asimismo a favor de trasladar la embajada de Brasil de Tel Aviv a Jerusalén, después de que Trump reconociera a la Ciudad Santa como capital de Israel.
– «Sinergias» sobre Venezuela –
«También podemos ver sinergias entre Bolsonaro y Trump con respecto a Venezuela, un área en la que ambos pueden tomar posiciones más firmes», advirtió Roberta Braga, directora asociada del centro latinoamericano del Atlantic Council.
La Venezuela gobernada por Nicolás Maduro, que Bolsonaro suele poner como ejemplo negativo de las políticas de izquierda, enfrenta una grave crisis económica, política y social que ha llevado a 1,9 millones de personas a abandonar el país desde 2015, según la ONU, miles de ellos a Brasil.
«Habrá que ver si Bolsonaro va más allá de emitir declaraciones y de aceptar los esfuerzos internacionales en las fronteras de Venezuela», dijo Joel Velasco, director del grupo de estrategia Albright Stonebridge y exasesor del embajador de Estados Unidos en Brasil.
Bolsonaro descartó el lunes su apoyo a una eventual intervención militar en Venezuela, aunque denunció las «serias dificultades» causadas por la «dictadura» de Maduro.
Brasil ha sido tradicionalmente un país «muy no intervencionista», y es probable que Bolsonaro priorice las políticas nacionales, recordó Braga.
Aunque comparte el rechazo de Trump al ascenso de China, a la que acusó de «comprar Brasil», el flamante presidente electo brasileño no podrá arremeter contra el gigante asiático como lo hace Washington.
«Bolsonaro tendrá que ser mucho más cuidadoso con lo que dice porque tiene una economía que es mucho más frágil», dijo Velasco.
Brasil es el principal exportador mundial de carne vacuna y el segundo mayor exportador de soja y, con China y los países islámicos como mercados vitales, tendrá que pensar dos veces sobre el impacto de sus acciones, advirtió.
Respecto a China, Bolsonaro «recorrerá una línea delicada», opinó Sabatini. «Mantendrá la cabeza gacha».
– ¿El «Trump del Trópico»? –
Como Trump, Bolsonaro se destacó por su retórica polémica y a menudo agresiva, fue acusado de misógino y racista, y es considerado enemigo de la prensa tradicional.
Su apego a los valores cristianos y su promesa de «mano dura» contra el crimen y la corrupción, también le valieron comparaciones con el magnate estadounidense, de quien se declaró «admirador».
Pero a pesar de las similitudes, muchos niegan que Bolsonaro sea el «Trump del Trópico».
«Esta caracterización simplifica en exceso la realidad política y económica de Brasil, muy diferente a la de Estados Unidos», opinó Braga, señalando el «rampante» desempleo y una economía «anémica», la corrupción y la inseguridad como los principales problemas que enfrenta el gigante sudamericano.
Shifter destacó que la base de apoyo también es distinta entre ambos: a Bolsonaro lo respalda la clase alta y el sector empresarial, a Trump, la población rural de bajos ingresos.
«Ambos son ‘anti-establishment’ y políticamente incorrectos. Pero Trump tiene experiencia ejecutiva en negocios y lidera un importante partido político. Bolsonaro ha sido un estatista con antecedentes militares», señaló Shifter.
Consultada sobre la comparación entre ambos, la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Sanders, no lo dudó: «Hay un único Donald Trump».