Ginebra (Suiza).- Julio de 2024 pasará a la historia como uno de los meses más calurosos jamás registrados a nivel global, afectando a cientos de millones de personas con temperaturas extremas que resaltan las consecuencias tangibles del cambio climático.
El 22 de julio se marcó como el día más caliente en el registro, con un pico que casi iguala el día siguiente, según el servicio de reanálisis de datos ERA5 del Servicio de Cambio Climático Copernicus de la Unión Europea.
Este fenómeno no solo plantea desafíos inmediatos en términos de salud pública y gestión de desastres, sino que también recalca la urgente necesidad de acciones concretas frente al cambio climático.
Durante los últimos 13 meses, desde junio de 2023 hasta junio de 2024, las temperaturas globales han estado rompiendo récords mensuales consecutivamente, una clara indicación de cómo las actividades humanas y la acumulación de gases de efecto invernadero están alterando nuestro ambiente de manera acelerada.
De acuerdo con Celeste Saulo, Secretaria General de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), este patrón de calor insostenible se ha sentido en todos los continentes, con temperaturas superando los 50°C en más de diez países.
En el corazón de California, el Valle de la Muerte registró una temperatura promedio mensual de 42.5°C (108.5°F), posiblemente el más alto observado globalmente. Incluso las remotas y heladas capas de la Antártida no se salvaron del incremento de temperaturas, lo que demuestra que el cambio climático es un fenómeno global que requiere una respuesta global.
Ante esta situación alarmante, António Guterres, Secretario General de la ONU, ha emitido un llamado a la acción sobre el calor extremo, enfatizando que «la Tierra se está volviendo más caliente y más peligrosa para todos, en todas partes».
Este llamado busca movilizar a la comunidad internacional para mejorar los sistemas de alerta temprana y desarrollar planes de acción eficaces que puedan mitigar los efectos del calor extremo y salvar vidas.
La OMM, en colaboración con la Organización Mundial de la Salud, ha estimado que la expansión de los sistemas de alerta sanitaria por calor en 57 países podría salvar aproximadamente 98,000 vidas anualmente.
Sin embargo, Saulo advierte que adaptarse al cambio climático por sí solo no es suficiente. Es crucial abordar la causa raíz del problema: las emisiones récord de gases de efecto invernadero.
«Necesitamos tomarnos en serio la reducción de estos niveles», dijo.
Además del calor extremo, el mes de julio trajo consigo otros récords desalentadores. En Asia, Japón experimentó su mes de julio más caluroso desde 1898, y se anticipa que el calor severo persistirá durante agosto.
En África, Marruecos sufrió dos olas de calor consecutivas, alcanzando temperaturas récord de hasta 47.6°C. En América del Norte, Estados Unidos vio a la mitad de su población bajo alertas de calor, con más de 80 récords de temperatura establecidos en los últimos 30 días.
El cambio climático está también exacerbando las condiciones para incendios forestales en regiones como Estados Unidos y Canadá, donde miles de hectáreas han sido consumidas por las llamas este año, complicando aún más la gestión de recursos y la respuesta a emergencias.
Este patrón de eventos extremos subraya la importancia crítica de una acción climática global coordinada y vigorosa.
Solo mediante esfuerzos concertados y un compromiso genuino por parte de gobiernos, organizaciones y ciudadanos, podremos aspirar a mitigar los efectos más devastadores del cambio climático y proteger nuestro planeta para futuras generaciones.