Puntarenas (Costa Rica) (AFP) – Silvia Lobo sembró un árbol en Costa Rica en honor a su padre, quien murió por covid-19 en mayo. Lo hizo a través de una fundación local que espera repetir la escena casi 6 millones de veces más alrededor del mundo.
Silvia se comprometió con la iniciativa Healing Trees, de la Fundación San Ramón Carbono Neutral, en Costa Rica, que busca que se planten cerca de seis millones de árboles en el orbe, en honor a la cantidad de muertos que provocó la enfermedad hasta ahora.
«Este árbol va a crecer mucho. Va a ser fuerte como mi papá. Nos lo va a recordar», dijo Silvia a la AFP, sentada junto a su madre, Vera Bogantes, segundos después de cubrir de tierra la raíz del tributo a Carlos Lobo.
La siembra se dio en una verde finca de Esparza, en la provincia costera de Puntarenas, al oeste de San José.
«(La iniciativa) va a conmemorar a las víctimas de esta pandemia. Literalmente es darle oxígeno al planeta. Cada arbolito en el mundo va a crecer con el amor de quién los plantó», agregó Silvia, de 37 años.
El pequeño árbol nativo y de hojas verdes, conocido como quebracho, es solo uno dentro de una iniciativa que según el presidente de la fundación, José Zaglul, tendrá jornada global de siembra el 4 y 5 de mayo, límite para alcanzar la ambiciosa cifra.
El dolor de Silvia y Vera es único, pero sus historias son reiteradas alrededor del mundo desde diciembre del 2019.
Silvia reveló que su padre fue llevado al hospital porque respiraba a menos del 50% de su capacidad. Estuvo internado 15 días y hacía una videollamada al día, porque le costaba hablar. Hasta que no llamó más.
También participó en la siembra Ana Victoria Vásquez, quien perdió a su esposo, Juan Luis Núñez, el 24 de mayo, casualmente un día después que el padre de Silvia.
Ella contó que contrajo el virus de su esposo y estuvo hospitalizada 22 días, con pocas posibilidades de sobrevivir. Durante ese período, su familia le ocultó que Juan Luis había fallecido, para que sobrellevara su propia lucha. Lo supo cuando volvió a casa.
«Él se fue, pero ahora un árbol lo está representando. El árbol queda dando vida en lugar de él», señaló Ana Victoria, de 56 años.
«También he perdido familiares. Esto permite honrarlos, porque los árboles dan vida (…). Este virus no distingue clase, raza, género. Nos ha recordado que todos somos una familia y por eso organizaciones y personalidades a nivel mundial se nos han acercado», dijo Zaglul.
Según Zaglul, oenegés en África, Asia, Estados Unidos y en América Latina, ya manifestaron su compromiso. Una de ellas es Better World Cameroon, que sembraría 100.000 árboles frutales en poblados pobres de Camerún, aportando también para alimentación y comercio.
Incluso, ya recibió respaldo de personalidades como Steve Kerr, entrenador de la NBA, y el cantante colombiano Fonseca. Además, solicitaron apoyo por escrito del Papa Francisco.