La Habana (AFP) – Un manifestante acusado de delitos como desacato y desorden público fue sentenciado a 10 años de cárcel, la mayor pena impuesta a un detenido relacionado con las protestas del 11 de julio en Cuba, según una organización de derechos humanos y sus familiares.
El Tribunal Municipal Popular de San José de las Lajas, un poblado a 35 km de La Habana, impuso a Roberto Pérez Fonseca, de 38 años, la «sanción conjunta y única a cumplir de 10 años» de prisión por los delitos de desacato, atentado, desorden público e instigación a delinquir, indica la sentencia fechada el 6 de octubre y a la que tuvo acceso la AFP, luego de que su familia fuera notificada esta semana.
Tres jueces del tribunal determinaron la culpabilidad de Pérez Fonseca en base a declaraciones del policía local Jorge Luis García Montero, único testimonio reconocido por los magistrados. Dos testigos de la defensa fueron desestimados por «parciales» y por tratarse de un familiar y una amistad.
El uniformado dijo que el 11 de julio, Pérez Fonseca «incitaba al resto de las personas a formar grupos, a lanzar piedras y botellas», incluso hacia una tienda local de comestibles.
Pérez lanzó una piedra que cayó en una muñeca del oficial, «ocasionándole escoriaciones que no requirieron asistencia médica», y aventó otra piedra que impactó en una patrulla «que no presentó daños», además de ignorar la orden de confinamiento por covid-19, indica el documento.
El manifestante sentenciado, padre de dos hijos, fue aprehendido el 16 de julio por este policía en la casa de su madre.
– «Efecto ejemplarizante» –
La sentencia «es excesiva y viola todas las garantías del debido proceso», dijo a AFP Laritza Diversent, directora de la ONG de derechos humanos Cubalex, con sede en Miami, al indicar que es la pena más larga aplicada por estas manifestaciones.
En otros casos relacionados con las protestas, los fiscales han pedido hasta 25 años de cárcel en procesos que aún no han concluido.
Lo relevante en este caso es que las evidencias que presenta la fiscalía «no fueron sometidas a contradicción (…) la víctima, que es el policía, es la única evidencia que hay para incriminarlo» y es «obligación de las autoridades probar el dicho, investigar», añade Diversent.
Todo «responde a una política penal» a raíz de las manifestaciones de julio con «sanciones severas como efecto ejemplarizante para que el resto de la sociedad se inhiba» y que busca «infundir temor y miedo», indica Diversent.
El gobierno cubano señala que las protestas forman parte de una estrategia apoyada por Washington para cambiar el régimen.
– El cuadro de Fidel Castro –
La madre del sentenciado, Liset Fonseca, cree que las verdaderas razones de la larga condena son que su hijo ayudó a romper una fotografía del fallecido líder de la revolución cubana, Fidel Castro, y que enfrentó verbalmente a García Montero cuando detenía a otro joven.
En un video difundido en redes sociales aparecen imágenes del centro de San José de las Lajas el 11 de julio, donde un grupo de personas está tratando de romper un cuadro que finalmente es partido por el acusado, quedándose con una parte en la mano.
«Romper el cuadro, eso no se puede perdonar. Ellos tenían que hacer algo que fuera un escarmiento grande», dice la mujer, adelantando que apelarán la sentencia.
Además, «mi hijo se enfrenta a ese ‘Rompe Huesos'», sobrenombre con el que dice se conoce a este oficial en San José de las Lajas, una ciudad de la céntrica provincia de Mayabeque.
De acuerdo con el relato de la madre, cuando Roberto regresaba a su casa de la manifestación vio al policía metiendo a un detenido a una patrulla y lo enfrentó diciéndole que era un «abusador».
Las manifestaciones del 11 y 12 de julio en 50 ciudades al grito de «Libertad» y «Tenemos hambre», dejaron un muerto, decenas de heridos y 1.130 detenidos, con más 560 aún en prisión, según Cubalex.
Archipiélago, un grupo de reflexión política en Facebook, mantiene su llamado a una manifestación el 15 de noviembre por la liberación de presos políticos, pese a que el gobierno ha declarado ilegal esta protesta.
Cuba atraviesa una profunda crisis económica con una galopante inflación, agudizada por la pandemia de covid-19 y el endurecimiento del embargo de Estados Unidos, que han llevado a una severa escasez de alimentos y medicinas.