Buenos Aires (AFP) – Un polarizado Senado definirá el martes si aprueba un proyecto de legalización del aborto en Argentina que ya cuenta con el visto bueno de la Cámara de Diputados, en una votación con final incierto luego de que en 2018 una iniciativa similar se frustró en la Cámara Alta.
La sesión para debatir el proyecto que lleva la firma del presidente Alberto Fernández fue convocada para las 16H00 locales (19H00 GMT) del martes y se prolongará varias horas antes de la votación, cuyo resultado aparece casi empatado, en un tema que divide aguas en el interior de las fuerzas políticas.
El Congreso volverá a ser escenario de manifestaciones a favor y en contra de la interrupción voluntaria del embarazo (IVE) hasta la semana 14 de gestación, pese a las limitaciones que impone la pandemia del coronavirus.
Uno de los 72 senadores no podrá participar de la sesión por estar suspendido tras haber sido denunciado por acoso sexual.
Además, es poco probable que esté en condiciones de votar el senador y expresidente Carlos Menem, de 90 años, hospitalizado con problemas cardíacos y renales. Declarado antiabortista, durante su gobierno (1989-1999), Menem instituyó el ‘Día del niño por nacer’.
En caso de paridad de votos, deberá desempatar la titular del Senado, la exmandataria y actual vicepresidenta Cristina Kirchner, quien pese a que durante su gobierno (2007-2015) no impulsó la legalización del aborto, cambió de posición y votó a favor en 2018 cuando el Congreso trató por primera vez un proyecto de IVE.
– Pulseada –
Tras la aprobación hace dos semanas en Diputados -con 131 votos a favor, 117 en contra y seis abstenciones-, todas las miradas están puestas en el Senado, históricamente más conservador.
«Este es el momento para que se apruebe finalmente el proyecto de ley de IVE. ¡Basta a la estrategia de criminalización, de estigmatización, de cercenamiento de libertades que hemos padecido históricamente las mujeres y los cuerpos gestantes! ¡Es hoy!», lanza Fabiola Heredia directora del Museo de Antropología de la Universidad de Córdoba (centro), en una declaración difundida por redes sociales.
Debido a la pandemia, las masivas marchas de los pañuelos verdes -símbolo de los activistas a favor de la legalización del aborto- dejaron paso a campañas en redes sociales, performances callejeras o ‘pañuelazos’, a excepción del día del debate en Diputados cuando miles se manifestaron frente al Congreso en un marco que se repetirá el 29 de diciembre.
«Vamos a estar en la calle porque vamos a tener una fiesta popular. Pero el Senado es impermeable a la calle, la decisión se juega en otro lado», estimó María Florencia Alcaraz, autora del libro «¡Qué sea ley!», que recopiló la historia de la lucha por el aborto legal en Argentina.
Se estima que anualmente se realizan entre 370.000 y 520.000 abortos clandestinos en Argentina. Decenas mueren como consecuencia de esas prácticas, que se agravan cuando el contexto es de pobreza.
María, una licenciada en relaciones internacionales de 35 años, que se hizo un aborto a los 19, sostiene que «se necesita la legalización porque la desesperación lleva a abortar de cualquier manera».
«En ningún momento me arrepentí de mi decisión», dice la mujer, que prefiere no dar su apellido. «Mi situación fue muy privilegiada, primero porque estoy viva y segundo porque fue realizado en las mejores condiciones posibles. Había tenido educación sexual entre comillas, teníamos creencias incorrectas», cuenta a la AFP.
– Presión –
La Iglesia católica pidió el sábado a la Virgen iluminar a los senadores para que eviten convertir en ley la IVE. Lo hizo durante una misa en la Basílica de Luján, el mayor templo del país, en una ceremonia transmitida por redes sociales.
«Virgen santísima, te pedimos que detengas tu mirada sobre nuestros legisladores que tendrán que decidir sobre un tema de delicadeza tan extrema, que puedas provocar en ellos una reflexión en sus mentes y corazones», dijo en su homilía el obispo Oscar Ojea.
En un país de fuerte influencia católica y cuna del papa Francisco, la presión de la Iglesia ha ido en aumento.
«Soy católico pero tengo que legislar para todos. Además soy un católico que piensa que el aborto no es un pecado», declaró el presidente Fernández, cercano al papa Francisco pero que plantea el tema como una cuestión de salud pública.
Para sumar votos favorables, el proyecto incluyó la posibilidad de que los profesionales de la salud hagan «objeción de conciencia», un punto cuestionado por la Campaña por el aborto legal, seguro y gratuito, que agrupa a más de 300 organizaciones feministas.
Al mismo tiempo, Fernández impulsó otro proyecto, que también tratará el Senado el martes, que crea un «seguro de los 1.000 días», para fortalecer la atención de la mujer durante el embarazo y la de los hijos en los primeros años de vida, con el fin de evitar un aborto motivado por causas económicas.
Desde 1921, el aborto está permitido en Argentina en caso de violación o peligro para la vida de la mujer. Hasta ahora en América Latina, el aborto es legal solamente en Cuba, Uruguay y Guyana, así como en la Ciudad de México, y está totalmente prohibido en El Salvador, Honduras y Nicaragua.