Cayambe (Ecuador) (AFP) – Llega San Valentín y las rosas de Ecuador hacen su mayor desfile anual, en el que algunas variedades marcarán tendencia y otras caerán en el olvido, como en las pasarelas de alta costura.
De tallos gruesos y de hasta 90 centímetros de largo, botones grandes por la abundancia de coloridos pétalos y hojas brillantes, las rosas ecuatorianas se precian de ser las más bellas y de mejor calidad del mundo.
Pero en el competitivo mercado de flores, en el que Ecuador es el tercer exportador detrás de Holanda y Colombia, estar al día en estilo es indispensable.
La rosa «es un producto que se maneja con tendencias como la moda, básicamente se mueve por el interés comercial que buscan en ella los clientes finales», dice a la AFP Socorro Martínez, gerente en Ecuador de Dümmen Orange, una empresa holandesa dedicada a obtener nuevas variedades.
En la finca de esa firma, en la andina localidad de Cayambe (norte de Quito), crecen anualmente unas 15 nuevas variedades, de entre mil que se prueban en laboratorios. La «Deep Purple» o la «Red París» son las estrellas sobre una pasarela de tierra. El color morado de la primera y el rojo intenso de la segunda flecharon hace tiempo el corazón sobre todo de los europeos.
Los principales mercados están en Estados Unidos, Canadá, Rusia y otros como Francia y Holanda. Unas 17.000 toneladas de rosas producidas en Ecuador fueron despachadas a esas naciones para este San Valentín, según la Asociación de Productores y Exportadores (Expoflores).
Desde hace cinco años, las rosas ecuatorianas son acogidas en China, donde las tinturadas como un arcoiris son la sensación.
– Deforme pero única –
Las rosas de jardín eran el patito feo de las flores. Hoy son dueñas de un mercado atraído por las raras figuras que se forman en su centro.
Era «considerada una flor deforme pero realmente hemos descubierto unas características únicas. A veces tienen forma de corazón o de triángulo» en el centro del botón, explica Socorro Martínez.
Algo parecido ocurre con variedades como la «Pink Eye» o la «Red Eye». Su rareza consiste en tener un centro en el que crecen una suerte de tentáculos verdes.
Estos días está en boga la variedad «Toffee», una rosa de color chocolate. Cuánta demanda podrá tener es la pregunta de los productores, que en Ecuador bordean los 630.
Como en las grandes pasarelas de moda, una tendencia de rosas puede ser efímera o bien convertirse en un clásico. «Eso puede ser meses o años», comenta a la AFP el presidente de Expoflores, Alejandro Martínez.
Ecuador alcanzó su récord en 2013, cuando vendió para San Valentín 15.600 toneladas de flores, rosas en su gran mayoría. Si bien este año se rompería la marca en cuanto a volumen, Martínez no es tan optimista respecto a las ganancias en general.
El dirigente calcula que las ventas de 2018 cerrarán en unos 811 millones de dólares, un 5% menos que 2017. Para 2019, considera que las exportaciones serán por unos 808 millones de dólares.
Se estima que cada finca en Ecuador tiene al menos 57 variedades de rosas y emplea por hectárea a unas 11 personas para cuidarlas. En el país hay unas 4.200 hectáreas sembradas con rosas.
– El invierno parece verano –
Desde hace tres semanas las plantaciones viven un ajetreo para empacar las flores que crecen hasta por encima de los 3.000 metros sobre el nivel del mar. Este año la producción se adelantó y aumentó considerablemente.
Eso obligó a los productores a vender antes de temporada y bajar precios, que llegaron a 80 centavos de dólar por tallo, en el caso de los más largos. En Estados Unidos una rosa ecuatoriana puede costar 2 dólares y en Europa hasta 5.
«Tuvimos un invierno que parecía verano con unos soles impresionantes. Debíamos tener temperaturas más bajas y eso no fue así. Eso hizo que las flores se abrieran más rápido», explica a la AFP Gino Descalzi, de la finca Fiorentina, también en Cayambe.
Esta vez los rayos de sol, que caen de manera perpendicular en la línea ecuatorial, les jugaron una mala pasada.
«Creo que los precios están deprimidos alrededor de un 10%», señala Descalzi, cuya finca produce anualmente 25 millones de rosas.
Santiago Luzuriaga, de Bella Rosa, en la vecina población de Tabacundo, estima que hubo un 7% más de producción para este San Valentín. Y al igual que Descalzi, le achaca al cambio de clima la sobreproducción.
«El clima ahora es muy variante. Antes era mucho más marcado y las estaciones más fijas. Ahora estamos en invierno y no llueve», comenta.
El cambio climático no dio felicidad a los productores en este San Valentín, pero debería hacer que las rosas de alta costura sean más accesibles para los enamorados.