La Paz (AFP) – Carlos Mesa, el rival político de Evo Morales que pone en riesgo la continuidad del presidente izquierdista en el poder, teme un fraude electoral en las elecciones generales de este domingo en Bolivia, porque -asegura- el partido oficial controla «todos los órganos del Estado».
Mesa, periodista y expresidente de Bolivia de 66 años, respondió el viernes en la noche un cuestionario por escrito a la AFP, donde dijo que, de ganar la presidencia, se comprometerá a «una desideologización de las relaciones con Estados Unidos», a «retomar el cauce democrático e iniciar un cambio en el rumbo que ha seguido el país».
Los últimos sondeos dan una ligera ventaja a Evo Morales, que estaría lejos de arrasar, y varios ponen en duda que el actual presidente pueda vencer en primera vuelta, como lo hizo desde su primer triunfo en 2006. Una encuesta de la universidad estatal le da 32,3% a Evo Morales y 27% a Mesa.
P.- ¿Cree que puede haber fraude electoral como advierten algunos sectores?
R.- Tenemos, por un lado, un partido que controla a todos los órganos del Estado incluyendo el electoral, pero que además no tiene entre sus principios el respeto a las reglas de la democracia; y por otro lado, tenemos un Tribunal Electoral que ha mostrado una clara parcialidad hacia la candidatura del MAS, por lo que es muy probable que se intente afectar el resultado de la votación, especialmente en áreas rurales y en algunas ciudades del exterior.
P.- ¿Considera la normalización de relaciones con Estados Unidos? Desde 2008 la relación bilateral se redujo a encargados de negocios.
R.- La normalización de las relaciones con Estados Unidos es importante. Debemos trabajar inicialmente en los ajustes a la política internacional que partan de una desideologización de las relaciones y priorice el interés de nuestro país, antes que cualquier otra consideración.
Hay muchos temas que debemos analizar como la inserción de Bolivia en los nuevos escenarios de la economía global, del medio ambiente y del comercio internacional que han sido dejados atrás, generando retrocesos que nos colocan hoy en una situación de desventaja frente a nuestros vecinos.
P.- Cree necesario el retorno de la estadounidense Administración para el Control de Drogas (DEA), expulsada en 2008 por el gobierno actual
R.- Con relación a la DEA, a la luz de las experiencias que tuvimos en 30 años del fracaso en la política y la estrategia de lucha contra el narcotráfico, asumimos que no es necesario ni prudente el retorno de esta agencia a Bolivia.
P.- ¿Dará su gobierno un giro en las relaciones con Chile?
R.- Hay un principio en nuestra relación con Chile que debe quedar claro: Bolivia nunca va a renunciar a la reivindicación marítima.
En el actual escenario y tras la decisión de La Haya, debemos encarar la relación bilateral con una política diferente y con nuevas personas, a través del diálogo y la generación de confianza.
Tenemos que enfrentar los problemas pendientes, que no sólo están vinculados a la cuestión del mar; ambos países tenemos que construir y formular un futuro distinto del que hemos tenido en un pasado inmediato y en el pasado largo; esto implica un cambio. Con Chile tenemos que establecer un relacionamiento sobre muchos temas bilaterales importantísimos, además de la cuestión marítima, como el portuario (libre tránsito, etc.), energético y el intercambio comercial.
P.- ¿Cree que el gas y el litio serán el salario de Bolivia?
R.- Proponemos iniciar una transformación del patrón de desarrollo hacia una economía post-extractivista, que no dependa únicamente de la minería y los hidrocarburos, sino que se dinamice y beneficie a otros sectores productivos como el turismo, la economía verde, creativa, y digital.
(…) Entendemos que el litio es la nueva frontera que debe modificar el extractivismo clásico. No vamos a cometer los mismos errores que se cometieron en los ciclos de materias no renovables como la plata, el estaño, el petróleo y el gas. Por eso, convocaremos a un gran pacto nacional sobre el Litio. Allí se diseñará de modo conjunto una Estrategia Nacional, que oriente al país acerca del verdadero potencial de esta industria que permita la inserción de Bolivia en la cadena de valor global del litio.