Río de Janeiro (AFP) – Los principales puntos turísticos de Rio de Janeiro, entre ellos el icónico Cristo Redentor, reabrieron sus puertas al público este sábado, tras pasar cinco meses cerrados por la pandemia del nuevo coronavirus.
«La reapertura del Cristo simboliza la reapertura de Brasil al turismo», dijo el ministro de Medio Ambiente, Ricardo Salles, durante la inauguración del monumento.
Los visitantes tendrán que usar máscara, mantener una distancia mínima de dos metros entre sí y no podrán recostarse en el suelo, algo habitual entre quienes buscan el mejor ángulo para sacarse una foto a los pies de la gigantesca estatua de brazos abiertos.
«Es una alegría volver a visitar el Cristo, a pesar del momento difícil que estamos pasando. Estoy seguro que aquí están tomando todas las precauciones de seguridad», dijo a la AFP Fabio Moraes, un fornido militar negro de 30 años, usando mascarilla.
Ubicado en la cima del cerro Corcovado (710 metros de altitud) en el Parque Nacional da Tijuca, el santuario ofrece una vista panorámica de la ciudad y había suspendido las visitas en marzo, cuando fueron impuestas medidas de distanciamiento social para frenar el contagio del virus.
Durante ese tiempo, continuó funcionando como santuario religioso, con misas sin público y homenajes de la Arquidiócesis a las víctimas de la pandemia y a los profesionales de la salud.
Pese a las críticas que viene recibiendo de especialistas por su gestión de la crisis sanitaria, el presidente Jair Bolsonaro registra su mayor nivel de popularidad desde su llegada al poder (37%), con una fuerte aprobación entre beneficiarios de ayudas mensuales para enfrentar el parón económico, según una encuesta del Instituto Datafolha publicado este fin de semana.
El mismo sondeo indica que el 47% de los brasileños considera que el presidente «no tiene ninguna culpa» por el alto número de fallecimientos.
Cariocas ‘retomando la ciudad’
También abrieron al público este sábado el teleférico del morro Pao de Açucar, que ofrece una vista panorámica desde otro punto de la ciudad, el acuario AquaRio y la rueda gigante Rio Star, atracción en la región portuaria inaugurada el año pasado.
«Estamos retomando nuestra ciudad, pudiendo nuevamente visitar un lugar importante como este. Me da esperanzas de que pronto podamos estar celebrando todos juntos nuevamente», dijo el empresario Paulo Mendez, de 37 años, con el imponente cerro Pao de Açucar al fondo.
La Confederación Nacional de Comercio de Bienes, Servicios y Turismo (CNC) estima que en los últimos cinco meses el turismo brasileño dejó de facturar casi 154.000 millones de reales (unos 30.000 millones de dólares al cambio actual), operando al 14% de su capacidad.
El estado de Rio de Janeiro, con 17 millones de habitantes, acumula más de 14.500 muertes y más de 190.000 contagios por coronavirus según cifras oficiales.
La capital, que inició en junio un proceso gradual de reapertura económica, registró en la última semana una media de 30 muertes y 880 casos nuevos por día.
Sin perspectiva clara sobre cuándo estará disponible una vacuna contra el virus, la Alcaldía anunció que está diseñando un nuevo formato para la tradicional fiesta de fin de año, que normalmente atrae a millones de personas a la playa de Copacabana para ver el show de fuegos artificiales.
El célebre carnaval de Río de Janeiro, con sus esplendorosas escolas de samba y multitudinarios ‘blocos’ callejeros también corre riesgo de ser cancelado por la pandemia.
En Brasil, el virus ha causado más de 107.200 muertos y 3,3 millones de contagios.