Quintero (Chile) (AFP) – «Me pica todo el cuerpo y no me deja dormir», dice Catalina, una de tantos menores con ampollas y heridas en sus cuerpos tras la nube tóxica que emana de alguna de las industrias de la localidad chilena de Quintero, sumida en una crisis ambiental.
Enormes ronchas rojas, ampollas y lesiones aparecieron en el torso de Catalina, de 10 años, desde que el 21 de agosto se han producido varios episodios de intoxicaciones masivas de la población en este polo industrial de la región costera de Valparaíso que desde hace casi medio siglo ha sufrido varias crisis ambientales.
«El 23 de agosto, Catalina me dijo: me duele un poquito aquí (en la espalda) mamá, y vi que tenía como cuatro ampollas», dijo a la AFP Karina Muñoz, madre de Catalina.
Tres días después, las ampollas se multiplicaron en el cuerpo de Catalina provocándole picazón y molestias que después de casi dos semanas no la dejan dormir.
En total, unas 600 personas acudieron a centros médicos con un cuadro clínico atípico como vómitos de sangre, dolores de cabeza, mareos, parálisis de las extremidades, además de los problemas de piel que han sufrido en particular los niños, en las dos últimas dos semanas en las localidades de Quintero y Puchuncaví, en la región de Valparaíso.
Las autoridades chilenas decretaron alerta amarilla para esta zona y suspendieron las clases.
Una veintena de industrias mineras, petroleras, cementeras, gasíferas y químicas forman el parque industrial que rodea las localidades de Quintero y Puchuncaví, que dan trabajo a una parte de las 32.000 personas que viven en esta zona.
Las autoridades culparon de las emisiones tóxicas a la Empresa Nacional de Petróleo (ENAP).
«Todos deben cumplir la ley, no hay ninguna empresa,ni pública ni privada, ni persona alguna que esté sobre la ley», afirmó la ministra del Medio Ambiente, Carolina Schmidt,
Según las autoridades regionales, en los tres episodios contaminantes se detectaron metolcloroformo, nitrobenceno e isobutano.
Pero algunos expertos alegan que no ha habido mediciones claras sobre la contaminación registrada, por lo que no se puede culpar a una única empresa.
Hasta ahora, el único monitoreo del aire lo realizaban las propias industrias.
A partir del lunes próximo toda la red de estaciones de monitoreo de la calidad del aire pasará a ser supervisada por el Estado.
Esa es una de las medidas anunciadas por el gobierno para descontaminar esta zona, que incluye una normativa más exigente para las emisiones de dióxido de azufre y para las empresas que operen en esta región.
– Incidencia de cáncer –
El área industrial de Valparaíso lidera la prevalencia de cáncer en Chile junto con las regiones mineras del norte del país, según datos oficiales.
En las últimas dos semanas, la población de Quintero ha realizado manifestaciones en contra de las empresas, mientras que los estudiantes se tomaron colegios, y un grupo de vecinos montó un campamento en la plaza principal en la que decenas de personas realizan protestas permanentes.
La última protesta se produjo el sábado cuando cientos de personas bloquearon una ruta fuera de una de las industrias y se enfrentaron con piedras a la policía que detuvo cerca de una decena de manifestantes.
«Estamos en una incertidumbre constante, no sabemos lo que pasa. Lo único que sabemos es que esto genera a largo plazo muchos problemas como cáncer o infartos», lamenta María Andrea Lobos, una profesora y dirigente del movimiento social Cabildo Abierto conformado tras la última crisis medioambiental.
Pero lo peor, a juicio de la doctora Juanita Fernández, presidenta del consejo de Medio Ambiente del Colegio Médico de Valparaíso, es que «todavía no tenemos resultados definitorios y validados de lo que fue realmente lo que provocó esto».
Pero la contaminación no solo afecta a la salud de los habitantes de la zona. Otras actividades como agricultura y pesca se vieron resentidas por las emanaciones tóxicas de la industria.
«Acá en Quintero se murió todo. Las playas están contaminadas y para pescar los hombres deben internarse al menos cinco horas en el mar porque en la orilla todo está contaminado», dice a la AFP Edgardo Fritz, un jubilado de 62 años con asma.