Colonia del Sacramento (Uruguay) (AFP) – Cristian pesca desde un muelle de la playa El Calabrés, en las afueras de Colonia del Sacramento, uno los principales atractivos turísticos de Uruguay. El veinteañero es ajeno a su entorno, un bosque de pinos donde un empresario argentino tiene pensado levantar una «ciudad del futuro».
El proyecto +Colonia planea construir un ciudad privada para 30.000 habitantes más, duplicando la población actual. La idea es crear también un polo urbano del conocimiento con la llegada de centros educativos y empresas del sector para convertirse en «el mayor centro de innovación de Latinoamérica», dicen los promotores.
Todo esto en un terreno de 500 hectáreas que el argentino residente en Uruguay Carlos Bastitta compró hace más de tres décadas. Durante ese tiempo, el empresario ha fracasado varias veces en su intento de tirar adelante algún proyecto en la zona.
Pero su hijo Eduardo, de 41 años, y varios empresarios argentinos ha conseguido luz verde de la intendencia de Colonia para levantar la «ciudad rioplatense del futuro». Para ello, el gobierno departamental ha recalificado el área para poder construir más viviendas.
Verdes e hiperconectados –
La propuesta del promotor es «de inspiración global»: hacer regresar a gente joven que se fue de Argentina o Uruguay pero dispuesta a regresar a un paraíso urbano verde, seguro e hiperconectado a orillas de Río de la Plata.
«Es un proyecto que pretende realizar una urbanización que convoque a jóvenes y empresas creando un hub de innovación (…) y convertirse en lugar donde se instalen empresas e instituciones de educación», explicó Bastitta a la AFP.
Conexión ultraveloz a internet con 5G y Wifi6 en toda la superficie, energías renovables, gestión eficiente de aguas y residuos, con un urbanismo «para la gente y no para el tráfico».
La superficie construida alterna será igual que los espacios verdes «públicos e inclusivos», senderos para correr, andar en bici, patineta o caminar. Todo a 50 minutos en barco de Buenos Aires y 1H20 en auto de Montevideo (160 km al oeste).
Imán para argentinos –
Desde Colonia se vislumbra Argentina, a escasos 40 kilómetros al otro lado del Río de la Plata. Esta proximidad ha convertido este exasentamiento portugués, considerado patrimonio mundial por la Unesco, en puerta de entrada para miles de argentinos que llegan en barco a Uruguay, ya sea de vacaciones o para vivir.
En los últimos años, las solicitudes de argentinos para residir en Uruguay se han disparado, en buena parte por la pandemia. De las poco más de 2.000 de 2017 a las cerca de 12.000 del año pasado, según datos oficiales.
Para el intendente de Colonia Carlos Moreira (Partido Nacional, conservador), la atracción argentina hacia Uruguay se justifica por «una fortísima institucionalidad, una justicia independiente, un respeto recíproco entre todos los partidos políticos y seguridad jurídica», características «fundamentales para el inversor».
El proyecto, para el que se espera una inversión de 2.000 millones de dólares, entusiasma a Moreira, quien, en conversación con la AFP, prevé la creación de «cientos o quizá miles de puesto de trabajo».
Entusiasmo y críticas –
A la alegría de Moreira se suma buena parte de los vecinos. Cristian, desempleado, asegura que «todo lo nuevo es bienvenido y más si se crean puestos de trabajo». A María, comerciante del barrio histórico de la ciudad, le parece «magnífico».
Pero no todos en Colonia tienen el mismo optimismo. Luis Basanta, propietario de una cafetería, está «expectante» porque la ciudad ha visto «muchos proyectos gigantes que al final no se concretan».
La documentación presentada sobre +Colonia, se queja, «es poco más que un folleto turístico”.
En caso de salir adelante el proyecto, se pregunta, «¿el resto de Colonia se va encarecer y los que somos de Colonia nos vamos a tener que ir?».
Colonia ya sufre el precio de la vivienda, la séptima ciudad más cara de Latinomérica con un coste por metro cuadrado de 2.639 dólares, según un estudio del portal Mercado Libre.
Bastitta afirma que el precio del metro cuadrado de la nueva ciudad partirá «de los 2.300 hasta los 3.000 dólares el metro cuadrado».
Según Stella Zoccolini, secretaria general de la Asociación de Arquitectos, «no hay necesidad de crear una ciudad paralela que va a aumentar la segregación».
Advierte, además, que gran parte del terreno en el que se va a edificar es zona inundable y por tanto amenazado por el cambio climático, por lo que según la legislación uruguaya no se puede construir.
«Las tierras inundables quedan sin desarrollo», defiende Bastitta.
Al joven Cristian lo que le importa, independientemente de la gentrificación o de que desaparezca el bosque de pinos, es que le dejen entrar para poder ir a pescar al muelle.