Chicago (IL), 23 mar (EFE).- Millares de defensores de la reforma sanitaria conocida como Obamacare se movilizaron hoy en todo el país contra el proyecto republicano que busca anular la ley aprobada hace siete años y que, si sale adelante, afirman, dejaría sin cobertura médica a millones de personas.
Las acciones fueron coordinadas a nivel nacional por Health Care for America Now, un grupo apoyado por el movimiento sindical que tuvo un papel importante en la aprobación en 2010 de la reforma sanitaria impulsada durante el mandato del expresidente Barack Obama.
Margarida Jorge, codirectora del grupo, señaló que las personas salieron a las calles «de costa a costa» para expresar su preocupación por lo que pueda ocurrir con millones de personas si se aprueba el plan de salud republicano, el cual tenía prevista hoy una votación y que sin embargo fue pospuesta por falta de apoyo.
Según confirmaron a Efe fuentes del Congreso, el liderazgo republicano de la Cámara de Representantes pospuso el voto previsto para hoy por falta de apoyo de su propia bancada, y después de que el presidente, Donald Trump, mantuviera una reunión de última hora para intentar convencer sin éxito al grupo ultraconservador Freedom Caucus de votar a favor del texto.
California fue uno de los estados en donde se realizaron un gran número de protestas, todas ellas coordinadas por la coalición Lucha por Nuestra Salud, que es apoyada por el poderoso Sindicato Internacional de Trabajadores de Servicios (SEIU), y durante las que se exigió se mantenga la actual Ley de Cuidado de Salud Accesible (ACA, por su sigla en inglés).
En la ciudad de Modesto se desarrolló una protesta frente a la sede del representante republicano Jeff Denham, en la que los participantes escenificaron una «muerte masiva» para dramatizar el impacto que, según dijeron, tendría la nueva ley, en especial entre los menores y ancianos.
Los manifestantes recordaron el informe difundido este mes por la Oficina de Presupuesto del Congreso, el cual reveló que 24 millones de estadounidenses se quedarían sin seguro de salud en la próxima década si se aprueba el proyecto sanitario impulsado por los republicanos.
En el centro de Los Ángeles, una manifestación frente al edificio federal Edward Roybal contó con el apoyo de la supervisora hispana del condado Hilda Solís, así como de cerca de 70 secciones sindicales y organizaciones comunitarias y de salud.
Louise McCarthy, presidenta y directora ejecutiva de la Asociación de Clínicas Comunitarias de Los Ángeles, que organizó el acto en el centro de la ciudad, dijo que la meta era enviar un fuerte mensaje al gobierno de que «las vidas, trabajos y la economía» corren riesgo con la anulación de ACA.
Algunos legisladores estatales denunciaron hoy durante una conferencia de prensa frente al Capitolio en Sacramento las «pérdidas potenciales» que puede significar para California el nuevo proyecto.
La administración estatal calcula que para 2020 California tendría que asumir 6.000 millones de dólares anuales en nuevos costos si se aprueba la nueva ley sanitaria, y 24.000 millones por año para 2027.
En Chicago, Illinois, los manifestantes se congregaron en la Plaza Federal, en el centro de la ciudad, donde celebraron con vítores y cánticos las noticias desde Washington de que el plan republicano aun no cuenta con los 216 votos necesarios para su aprobación en la Cámara de Representantes.
En otras partes del país, las protestas se desarrollaron en las oficinas locales de los congresistas que decidirán el futuro de Obamacare en Washington, incluido el presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, cuya oficina en Wisconsin fue ocupada por una «sentada» hecha por los opositores al nuevo proyecto sanitario.
En Staten Island, Nueva York, hubo un «funeral» con féretro y la figura de la Parca, porque, según dijeron los manifestantes, el «Trumpcare» puede significar «la muerte de todos».
En Miami, en el sur de Florida, se realizó una protesta frente a las oficinas del congresista republicano Carlos Curbelo, para exigirle que vote en contra y haga lo mismo que su colega Ileana Ros-Lehtinen, quien la semana pasada anunció que votaría en contra de la iniciativa legislativa porque dejará a muchos sin seguro médico y habrá menos fondos para los pobres y los ancianos.
De acuerdo al Consejo Nacional de La Raza (NCLR), el llamado «Trumpcare» aumentará los precios de las pólizas y de los gastos médicos, que en el caso de los habitantes de la Florida podría significar casi 4.000 dólares por persona.
El presidente Trump hizo hoy todo lo posible para hallar consenso entre los republicanos sobre el nuevo plan de salud con el que quiere derogar y sustituir la ley sanitaria del expresidente Barack Obama, pero no fue suficiente y el liderazgo de la Cámara Baja se vio obligado a posponer su voto.
Es el primer revés legislativo que sufre el mandatario desde su llegada a la Casa Blanca, y ha ocurrido en el seno de su propio partido.
Hasta el momento no hay fecha prevista para una nueva votación, y el republicano Paul Ryan, uno de los principales impulsores del proyecto, canceló hasta en dos ocasiones su comparecencia de prensa para tratar el tema.