Buenos Aires (AFP) – El presupuesto de austeridad presentado por el gobierno liberal de Mauricio Macri obtuvo una primera aprobación en la Cámara de Diputados de Argentina y pasa al Senado para su sanción definitiva, en medio de tensiones con la oposición que rechaza un acuerdo con el FMI.
La Cámara de Diputados aprobó el proyecto que implica importantes recortes en el gasto público al cabo de una agitada sesión de casi 20 horas que cerró al amanecer del jueves con una votación de 138 diputados a favor, 103 en contra y ocho abstenciones.
Mientras el miércoles se desarrollaba la sesión parlamentaria hubo en las calles manifestaciones de rechazo al proyecto de presupuesto y violentos disturbios que terminaron con 26 detenidos, liberados horas más tarde, y enfrentamientos verbales entre los diputados.
«Estamos en una crisis y el gobierno debe asumir la responsabilidad. El estrés social y la recesión nos obligan a sancionar la ley. No tener presupuesto sería una derrota para el país», dijo el diputado oficialista Mario Negri en su discurso de cierre.
– Recortes –
El presupuesto que de ser aprobado por el Senado regirá en 2019, último año de gobierno de Macri, contempla el recorte de gastos por unos 400.000 millones de pesos (unos 10.000 millones de dólares) respecto del año anterior con el fin de bajar a cero el déficit fiscal primario, que en 2017 cerró en 3,9% del PIB.
El proyecto está en línea con el acuerdo alcanzado con el Fondo Monetario Internacional, que asegura un auxilio financiero para Argentina por 57.100 millones de dólares hasta el primer trimestre de 2020.
«Los mismos diputados y senadores tendrían que empezar a recortarse los presupuestos ellos, porque se ha recortado para la sanidad, para la escolaridad», criticó Orlando César, un trabajador de la construcción jubilado.
El presupuesto contempla gastos totales por 4.172.312 millones de pesos (110.000 millones de dólares).
«Todo lo que no sea gasto social se recorta. La política fiscal ya tiene un marcado sesgo contractivo y que eso se profundice en un año electoral es una novedad», dijo a la AFP Matías Carugati, analista de la consultora Management and Fit.
– Manifestaciones de rechazo –
La coalición gobernante Cambiemos (centro-derecha) carece de mayoría en el Congreso, pero logró el apoyo de un sector de la oposición peronista y se da por descontado que conseguirá también los votos necesarios en el Senado.
Sin embargo, el ajuste fiscal enfrenta un fuerte rechazo de la población y los últimos meses han sido marcados por protestas y huelgas en medio de una caída del ingreso, y aumento de la pobreza (27,3%) y del desempleo (9,6%).
Sindicatos, partidos opositores y organizaciones sociales se manifestaron el miércoles en los alrededores del Congreso en contra del proyecto. «No al presupuesto del FMI. No nos recorten el futuro», fue una de las consignas.
La manifestación multitudinaria se replegó al estallar violentos disturbios reprimidos con gases lacrimógenos y balas de goma. Al amanecer del jueves, apenas media docena de manifestantes se mantenía a las puertas del Congreso.
«En Argentina todos los programas de ajuste terminaron en crisis. ¿Por qué creen que esta vez no se va a hundir el Titanic?», cuestionó el diputado Agustín Rossi, titular del bloque del Frente para la Victoria de la expresidenta peronista de centro-izquierda Cristina Kirchner.
Argentina atraviesa por una crisis económica que ha llevado a una depreciación de la moneda de alrededor del 50% en lo que va de año, así como una inflación que se proyecta por encima de 40% al cierre de 2018 y una caída de la actividad económica de 2,6%.
Para 2019 el FMI prevé una contracción de 1,6%, más profunda que la caída de 0,5% proyectada en el presupuesto.
– El FMI, otra vez –
Para atajar la crisis económica, el gobierno de Macri acudió al FMI, organismo con el cual Argentina había prácticamente cesado su relación desde 2006, cuando canceló su deuda entonces por 9.500 millones de dólares.
«Yo no sé si es un presupuesto del Fondo (Monetario Internacional), lo que sé es que lo van a implementar para que salgamos del pozo en que nos dejaron 70 años de gobiernos anteriores», dijo Marta, una jubilada, en el centro de Buenos Aires.
Desde los años 1950, Argentina ha recibido créditos del FMI y el recuerdo de lo que dejaron los tratos con el Fondo son malos. Pero el peor, y también el más reciente, remite a 2001, cuando cayó el conservador Fernando De la Rúa en medio de la peor crisis de la historia del país.
Su sucesor, Adolfo Rodríguez Saá, que duró apenas una semana, declaró la cesación de pagos de la deuda de 144.000 millones de dólares, el mayor default de la historia.