Lima (AFP) – Los crecientes desencuentros entre el presidente peruano, Martín Vizcarra, y la líder opositora Keiko Fujimori, cuyo partido controla el Parlamento, agitan de nuevo los temores de una destitución del mandatario, tal como sucedió con su predecesor Pedro Pablo Kuczynski.
En medio de la avalancha de inmigrantes venezolanos llegados al país y el fantasma de la inestabilidad política que ahuyenta las inversiones, el oficialismo denuncia que el fujimorismo está armando un escenario para intentar destituir a Vizcarra en el Congreso, tal como ocurrió con Kuczynski.
El exmandatario renunció en marzo cuando el Congreso dominado por la oposición se aprestaba a aprobar una moción de destitución en su contra, tras verse salpicado por el escándalo de corrupción de la brasileña Odebrecht.
La decisión del cuestionado fiscal general, Pedro Chávarry, de abrir el lunes una investigación contra el exministro de Economía, Alfredo Thorne, por un controvertido contrato firmado en 2016 para construir un aeropuerto cerca de Cusco, cuando Vizcarra era ministro de Transportes del gobierno de Kuczynski, ha atizado el fuego del conflicto político.
El aeropuerto no llegó a hacerse porque, ante la polémica, el gobierno de Kuczynski rescindió unilateralmente el contrato en 2017.
«Es evidente que el objetivo de Chávarry es Martín Vizcarra», dijo la vicepresidenta peruana, Mercedes Aráoz. «Acusa a Thorne para llegar al presidente», agregó.
Aunque es posible que un eventual pedido de destitución no prospere, permitiría a Keiko mantener maniatado a Vizcarra -a quien le quedan tres años de mandato- tal como hizo durante los 20 meses que permaneció Kuczynski en el poder.
Para el analista Fernando Rospigliosi, Keiko y el fiscal «son aliados circunstanciales», en una coyuntura que «se ha convertido en un juego muy peligroso» para el gobierno peruano, dijo a la AFP.
«La idea es, seguramente, involucrar al presidente en algún ilícito para seguir con el intento de debilitarlo», escribió el analista político Luis Davelouis en su blog.
– Fiscal cuestionado por escándalo –
El fiscal Chávarry está cuestionado por aparecer en algunos de los audios del escándalo de tráfico de favores y venta de sentencias que ha sacudido al poder judicial desde que estalló hace dos meses.
Elegido poco antes de que los audios salieran a la luz, la mayoría de los partidos, e incluso el presidente, han pedido su renuncia.
Pero el fiscal cuenta con el respaldo del partido fujimorista Fuerza Popular (derecha populista) y el socialdemócrata APRA, del expresidente Alan García (1985-1990 y 2006-2011), investigado también por el caso Odebrecht.
En ese contexto, el gobierno criticó hace unos días la lentitud del Congreso para votar un pedido de destitución de Chávarry.
– Lo urgente vs lo importante –
La propuesta presidencial de convocar con urgencia, antes de fin de año, a un referéndum sobre reformas constitucionales marcó el fin de la luna de miel de cinco meses entre Vizcarra y Keiko Fujimori.
El mandatario quiere prohibir la reelección de legisladores y restituir la bicameralidad en el Congreso, iniciativas muy populares que, en la práctica, amenazan el poder del partido de Keiko en el legislativo.
La hija del expresidente Alberto Fujimori (1990-2000) sostiene que hay otros temas más importantes, como enfrentar la anemia infantil, y propone posponer la consulta popular para 2019.
Pero los peruanos están a favor de las reformas que impulsa Vizcarra: el 76% votaría a favor de prohibir la reelección de legisladores y 55% diría sí a la bicameralidad, según un sondeo reciente de la firma Ipsos.
Vizcarra ha hecho de la reforma constitucional una bandera, que le ha permitido elevar su popularidad hasta un 46%, en contraste con la caída de la aprobación del parlamento, a 12%, y la de Keiko, al 15%.
El presidente no descarta recolectar firmas para exigir a las autoridades electorales convocar al referéndum sin aval del Congreso. Para ello necesita que lo pida el 10% del electorado, unos dos millones de ciudadanos.
El gobierno prevé un repunte del crecimiento económico este año (4%), tras una caída de 2,5% en 2017, consecuencia de una serie de fenómenos climáticos y de la crisis que condujo a la renuncia de Kuczynski.
Los resultados del primer semestre fueron alentadores, con una expansión económica del 4,3%, pero los gremios empresariales advirtieron en julio que la corrupción y los conflictos políticos dañan la imagen del país y ahuyentan a los inversionistas extranjeros.