México, 14 sep (EFE).- Las fiestas patrias de México son más que el grito del 15 de septiembre que conmemora su gesta independentista, rezumando olor y sabor del pozole, el plato de maíz y cerdo más socorrido en las mesas de este país.
La noche más mexicana es celebrada en cada alcaldía y palacio de gobierno del país con una verbena y con una kermés que, al igual que las casas y muchos restaurantes, ofrecen los platos más típicos de la comida mexicana con el pozole como el más famoso y popular de ellos.
Tradicional de la cocina mexicana, el pozole es un caldo con granos de maíz y carne de cerdo, aunque se puede preparar con pollo, y una guarnición de lechuga, cebolla, rábanos y orégano, que se come con tostadas de maíz y la opción del picante.
Su preparación puede tener la olla a fuego alto durante un par de horas, tiempo para que la familia prepare el ambiente con música de mariachi mexicano y haga brindis con el tequila y el mezcal, bebidas alcohólicas que se producen con los agaves mexicanos.
Juanita, una abuela de 73 años, contó a Efe que este año destinó 200 pesos (10,6 dólares) para preparar el pozole que servirá a unas seis personas, entre la carne de cerdo, el maíz, las verduras que lo acompañan y las tostadas de maíz.
El chile (ají) es omnipresente en la cocina mexicana y en la celebración septembrina no puede faltar con las salsas verdes y rojas para las quesadillas (tortillas dobladas por la mitad y rellenas generalmente de queso) y las gorditas (masa de maíz o trigo rellena) de chicharrón, y que se añade al pozole, que según el gusto, se puede comer blanco, rojo o verde, según el color del picante que se le agrega.
En las décadas más recientes, los mexicanos han añadido la crema de leche para untar las tostadas de maíz que en cada mordida le dan la pauta a las cucharada del guisado.
La mesa familiar y la oferta de los restaurantes para la noche mexicana del 15 de septiembre tiene más opciones, que van desde quesadillas, gorditas, flautas (tacos enrollados y dorados), sopes (tortilla gruesa sobre la que se añaden diversos ingredientes), todas ellas con la base del maíz, además de que cada región del país tiene su correspondiente platillo.
En el noreste mexicano se busca el cabrito asado; en el sureste muchos optan por tamales en hoja de maíz o plátano; en el centro, toda la temporada se sirven los chiles en nogada, platillo con una historia ligada a la Independencia de México.
Los mexicanos suelen gastar en la cena patria una media de 539 pesos (28,3 dólares) entre la comida y las bebidas alcohólicas para brindar por la Independencia.
Durante el mes de septiembre se registra un aumento significativo en la demanda de granos de maíz, sin los cuales no puede prepararse el guisado.
Las aguas de jamaica (infusión de flor de Jamaica) y de horchata (arroz) son las más consumidas junto con las bebidas alcohólicas, que suelen ser el gasto más alto de la celebración y duplican sus ventas durante la temporada.
El 74 % de los mexicanos suelen participar en la noche mexicana, donde es costumbre sacar los trajes típicos de ranchero y de caporal, con botas, sombreros y moños como corbatas.
El 65 % acostumbran celebrar la noche mexicana con una cena en casa, decorarla con banderas y figuras de papel picado, desde donde suelen mirar la transmisión del grito de la independencia, principalmente el del presidente de la República.
La noche del 15 de septiembre tiene para los mexicanos tanta importancia como la Navidad y en los hechos constituye la mayor fecha del calendario cívico del país al conmemorar el Grito de Dolores de 1810, con el cual el cura Miguel Hidalgo llamó a sus feligreses a alzarse en armas, dando inicio a la gesta independentista que culminó en 1821.