Los Ángeles, 6 abr (EFE).- La pobreza y el «racismo estructural» van de la mano en Estados Unidos, lo que genera no sólo problemas económicos sino de salud también, indica una compilación de cinco estudios de las Universidades de Nueva York y Boston -entre otras- publicada hoy.
«Solamente Chile, Turquía y México son más desiguales», afirma el reporte al referirse a las condiciones socioeconómicas del país.
Por eso, el análisis recomienda un sistema de salud con un pagador único para tratar de aliviar la falta de atención médica de la población más necesitada que incluye a muchos hispanos que viven en la pobreza.
El informe destaca igualmente que la brecha de vida esperada «entre los ricos y los pobres es una de las más grandes en los países desarrollados».
«El 1 % de los estadounidenses más ricos vive 10 a 15 años más que el 1 % de los más pobres», asegura la nota.
Por otra parte, la desigualdad económica se refleja directamente en el acceso a servicios de salud.
«El 39 % de los estadounidenses de bajos ingresos reportaron no haber visitado a un doctor debido a los costos, comparado con 7 % en Canadá y 1 % en el Reino Unido», según el informe publicado hoy por The Lancet.
Mary Bassett, comisionada del Departamento de Salud e Higiene mental de la ciudad de Nueva York se refirió igualmente al racismo estructural «raramente discutido como una causa de raíz» de los problemas de la salud en las comunidades más pobres.
«El racismo estructural se refiere a todas las formas en que los sistemas fomentan los resultados no equitativos, ya sea en la vivienda, la educación, el empleo, los medios de comunicación, el cuidado de salud o el sistema de justicia criminal», explicó Bassett.
El estudio destaca que todavía subsisten «graves desigualdades» a pesar de que la Ley de Salud Asequible (ACA) redujo significativamente el número de personas sin seguro de 48,6 millones en 2010 a 28,6 millones en 2015 principalmente a través de las expansiones de Medicaid.
Entre la población que vivía en la pobreza en 2015, el 27,7 % de los hispanos, el 14,4 % de los afroamericanos y el 8,7 % de los blancos no hispanos, no tenían seguro de salud comparado con sólo el 7,6 % de la población con mejores ingresos.
Para Adam Gaffney, de la Alianza de Salud de Cambridge y la Escuela Médica de Harvard, la reforma del sistema de salud debe apuntar hacia una oferta de servicios médicos unificada a través del estado.
«Se necesita una reforma real que nos lleve hacia un sistema universal de pagador único», aseguró Gaffney.