París (Francia).- La economía mundial continúa su curso de crecimiento moderado, tal como refleja el último informe de Perspectivas Económicas de la Organización para la cooperación económica y el desarrollo (OCDE).
Este documento anticipa un crecimiento del PIB global de 3.1% para 2024, manteniendo la tasa del año anterior, y espera un ligero ascenso a 3.2% en 2025. No obstante, el camino hacia la estabilidad no está exento de desafíos y riesgos.
En el contexto actual, las políticas monetarias más estrictas han influido significativamente en los mercados inmobiliarios y de crédito. A pesar de esto, la economía muestra signos de resiliencia, apoyada por una disminución de la inflación y una mejora en la confianza del sector privado.
Este panorama ha permitido que la tasa de desempleo de la OCDE alcance un 4.9% en febrero, cercana a su mínimo histórico desde 2001.
Una de las noticias más alentadoras es la recuperación del comercio y el aumento de los ingresos reales en varios países de la OCDE, factores que han contribuido a mejorar las perspectivas económicas.
Sin embargo, estas no son uniformes a nivel global; Europa muestra cierta debilidad, mientras que Estados Unidos y varias economías emergentes exhiben un crecimiento robusto.
La inflación, uno de los indicadores más vigilados, está prevista a disminuir gradualmente dentro de la OCDE, pasando de un 6.9% en 2023 a un 5.0% en 2024, y alcanzando un 3.4% en 2025.
Esto se debe en gran medida al endurecimiento de la política monetaria y a la reducción de las presiones sobre los precios de bienes y energía.
En cuanto a proyecciones regionales, se espera que el crecimiento del PIB en Estados Unidos sea del 2.6% en 2024, disminuyendo a 1.8% en 2025. Europa, por su parte, verá un repunte gradual, con un crecimiento esperado del 0.7% en 2024 y del 1.5% en 2025.
Japón y China, aunque con ritmos diferentes, también esperan ver una mejora en sus economías gracias a diversas políticas de estímulo y soporte interno.
A pesar de estos pronósticos generalmente positivos, el informe no oculta los riesgos existentes. La inflación podría persistir en niveles altos, y las tensiones geopolíticas, especialmente en Oriente Medio y el Mar Rojo, presentan riesgos significativos que podrían afectar tanto a la actividad económica como a la inflación a nivel global.
Frente a estos desafíos, la OCDE sugiere una serie de medidas de política económica enfocadas en la estabilidad y el crecimiento a mediano plazo.
La política monetaria, según Mathias Cormann, Secretario General de la OCDE, debe mantenerse prudente para asegurar la contención de la inflación, mientras que la política fiscal debe abordar las presiones sobre la sostenibilidad de la deuda y promover la innovación y la inversión.
Clare Lombardelli, economista en jefe de la OCDE, resalta la importancia de las reformas estructurales.
«Es crucial fortalecer las bases para el crecimiento futuro de la producción y la productividad, impulsando el capital humano y aprovechando los avances tecnológicos».
Mientras la economía global se dirige hacia un período de estabilidad, no está exenta de incertidumbre y desafíos que requieren una gestión cuidadosa y proactiva de las políticas económicas.