Río San Juan (Nicaragua) (AFP) – Una mañana lluviosa en el sur de Nicaragua, Guardabarranco y PSJ atraviesan un bosque y llegan hasta un barco que los llevará unos kilómetros más al sur, sin pasar controles migratorios o policiales, hasta su país de refugio: Costa Rica.
Ambos fueron dirigentes de las barricadas levantadas en las protestas contra el gobierno del presidente Daniel Ortega en Masaya, la ciudad que más resistió el ataque de fuerzas gubernamentales que acabaron en julio con tres meses de bloqueos.
Desde la toma de Masaya el 17 de julio, en un intenso asalto de fuerzas policiales y paramilitares, Guardabarranco y JPS están en fuga.
Guardabarranco, de 28 años, es el nombre de guerra de uno de los coordinadores de los tres meses de rebeldía de Masaya, mientras que PSJ es la identidad que adoptó un hombre de 31 años que coordinó una barricada en el primer anillo de resistencia para impedir la entrada de las fuerzas gubernamentales.
Con una sola mochila cada uno, ellos dejaron atrás a sus esposas e hijos para encontrarse con otros nicaragüenses que huyeron a Costa Rica de lo que consideran una «cacería» desatada contra participantes de las protestas que estremecieron a Nicaragua desde el 18 de abril.
«Estamos huyendo del régimen de Ortega porque en Nicaragua protestar es un delito, nos han amenazado de muerte», declaró Guardabarranco poco antes de abordar la panga (embarcación de fondo plano) esta semana.
«Costa Rica ha abierto los brazos a los nicaragüenses. Queremos trabajar, estar un tiempo allá mientras las cosas en Nicaragua se calman, mientras la presión internacional sigue ahogando lo poco que queda del régimen de Ortega», agregó.
Su compañero expresó que «este gobierno genocida nos está siguiendo, nos quiere matar. Ellos saben muy bien de mi persona y tengo miedo que me sigan y sepan dónde estoy».
Salieron sin pasar por los puestos fronterizos normales, en una embarcación que los dejó en una playa costarricense donde un allegado los esperó en un vehículo.
Ellos permitieron a la AFP acompañarlos en el trayecto con la condición de no revelar sus identidades y mantener en sigilo los detalles del recorrido para resguardar a las personas que les ayudaron a salir.
– Meses de lucha –
Guardabarranco y PSJ se sumaron a los miles de nicaragüenses que han salido de su país alegando persecución y el deterioro económico por la crisis, en su mayoría a Costa Rica, aunque muchos a Honduras, Panamá o Estados Unidos.
Las oficinas de Migración en San José están congestionadas de nicaragüenses que buscan refugio, y el gobierno en San José ha dicho que entre 100 y 150 personas entran a diario por el puesto fronterizo de Peñas Blancas. Eso no incluye a quienes ingresan ilegalmente.
Los dos activistas de las protestas de Masaya tienen un pasado de militancia sandinista, el movimiento de Ortega, aunque nunca ocuparon cargos públicos o partidarios.
Guardabarranco dejó un alto cargo en una empresa comercial para unirse a la lucha, y PSJ abandonó su trabajo en un negocio familiar.
«Antes de todo esto yo era un militante del Frente Sandinista, pero viendo las injusticias contra los primeros manifestantes, me uní a la lucha y rápidamente me perfilé como uno de los líderes en Monimbó», el combativo barrio indígena en el sur de Masaya, explicó Guardabarranco.
«Ese fue mi delito, protestar y levantarme contra los asesinatos y la corrupción en este gobierno», sostuvo.
Una historia similar a la de PSJ, que se indignó cuando vio en televisión, el 18 de abril, las primeras manifestaciones reprimidas por protestar contra una reforma a la seguridad social.
Un día después, Masaya se sumó a las manifestaciones con jóvenes que salieron a protestar y nuevamente fueron agredidos por la policía. PSJ se sintió llamado a apoyar el movimiento.
«Yo tomé la iniciativa de levantar la barricada en la entrada de Masaya, mi esposa me ayudó, y cuando miré había un grupo de jóvenes ayudándome. Así estuvimos tres meses», contó PSJ.
Los enfrentamientos fueron constantes a lo largo de los tres meses de lucha, cuando las autoridades arremetieron contra las barricadas con policías antimotines y paramilitares fuertemente armados.
«Ellos nos atacaban con (fusiles) AK y Dragunov, nosotros nos defendíamos con piedras y morteros» de fabricación casera, recordó PSJ.
– Un nuevo país –
Guardabarranco y PSJ ya tienen previsto encontrarse con sus compatriotas en Costa Rica y continuar las discusiones sobre cómo cambiar a Nicaragua.
«Vamos a mantenernos en contacto todos en Costa Rica, esperando el regreso a nuestra amada Nicaragua cuando sea libre nuevamente», comentó Guardabarranco.
«Hay una cacería en Masaya, están buscando chavalos de las protestas que están huyendo. Yo quisiera estar allí ayudándoles, porque a como yo estoy huyendo, otros no han podido salir» dijo PSJ.
Para ambos, lo más difícil es dejar atrás a sus familias y el país donde crecieron.
«Me duele mucho dejar a mi patria, dejar a mis hijos. No quisiera irme de mi país, pero me voy a Costa Rica con la esperanza de ver un día a mi país libre», dice PSJ con lágrimas en los ojos.
El mismo sentimiento embarga a Guardabarranco.
«La esperanza es que ellos estén conmigo pronto, sea en Costa Rica o en Nicaragua. Quiero heredarles a mis hijos una nueva Nicaragua, donde nadie los asesine por no pensar igual al oficialismo», expresó.