Cuando Isabel González vivía en su natal Puebla, su familia solía hacer peregrinación en bicicleta hasta la Basílica de la Virgen de Guadalupe, en Ciudad de México. Hoy lo hace caminando desde el Este de Los Ángeles hasta la Placita Olvera.
“Es menor el tramo pero se hace con mucha fe”, dijo González, mientras esperaba turno para entrar a la misa que se celebrará a las 11 de la noche en honor a la Virgen de Guadalupe. “Es como una tradición que nuestros padres nos inculcaron”.
González formó parte del Grupo Guadalupano Fe y Esperanza, una de los tantos grupos de peregrinos que llegaron desde la noche del viernes hasta la Iglesia Nuestra Señora de Los Ángeles, en la Placita Olvera, para rendir el tradicional tributo a la advocación de la Virgen María, considerada la Reina de México y Emperatriz de las Américas.
“Hacemos rosarios durante 23 días y salimos de la casa donde hacemos el último”, dijo Oscar Rodelas, miembro de Fe y Esperanza. “Es una forma de enseñarle a nuestros hijos sobre nuestra tradición, parecido a como acostumbran en la Basílica [México]”. Para el grupo, era la séptima peregrinación a la Placita Olvera.
Desde el viernes, miles de personas, algunas en grupos de peregrinación o acompañados de familiares y amigos, colmaron el recinto de la iglesia. Allí se congregaban para asistir a las misas que se oficiaron desde tempranas horas de ese dia hasta las nueve de la noche del sábado, día de celebración de la Reina del Tepeyac.
Los feligreses llegaban con flores y veladoras para pagar alguna manda [promesa] o simplemente para rendir tributo y mostrar su fervor a la Virgen Morena, quien se apareció cuatro veces al indio Juan Diego en el monte de Tepeyac entre el 9 y 12 de diciembre de 1531. Música de bandas y bailes folklóricos formaron parte de la tradicional celebración que atrae a fieles de todas partes del condado de Los Ángeles y otras áreas lejanas.
Un grupo de 130 residentes de la ciudad de Cudahy demostraron su fervor a la Virgen caminando las ocho millas que separan la ciudad de la iglesia en la Placita Olvera. Después de ocho horas de caminata, los integrantes de la Séptima Peregrinación Guadalupana, llegaron para participar en la misa de las 10 de la noche.
“Venimos caminando y lo que nos motiva es la fe”, dijo Marisela Ornelas, encargada del grupo, mientras preparaba al grupo para entrar a la iglesia.
Otros feligreses, como un grupo de trabajadores de varios auto lavados, se reunieron a pocas cuadras de la iglesia para llevar a cabo su peregrinación pero con el mismo fervor y devoción por la Virgen Morena.
José Koh, miembro del grupo, destaca que la idea de la peregrinación de su grupo de compañeros comenzó hace diez años cuando uno de ellos consiguió en un bote de basura la imagen que llevaron en peregrinación a la Placita Olvera.
La imagen es una réplica de la original en el ayate de Juan Diego. Al pie de la misma puede leerse que fue elaborada digitalmente con rayos láser y autenticada por el Cardenal Norberto Rivera, Arzobispo Primado de México.
“Todos somos trabajadores de diferentes ‘carwash’ que nos reunimos para la peregrinación”, dijo Koh destacando que el grupo se reúne a pocas cuadras de la iglesia para iniciar el recorrido. “Somos trabajadores que nos hemos separado por diversos motivos pero nos reunimos para la peregrinación cada año”, añadió.