Reserva de la biosfera maya (Guatemala) (AFP) – Papel y bolígrafo en mano, Dominga registra las hojas de xate en la bodega de Uaxactún, una pequeña aldea en el norte de Guatemala dedicada a la venta de esta planta ornamental a cambio de preservar la principal reserva forestal del país y la región.
Dominga Chuc y otras 40 mujeres se encargan de la selección y empaque de las vistosas hojas verdes recolectadas en las miles de hectáreas entregadas en concesión a la comunidad por el gobierno dentro de la Reserva de la Biosfera Maya en el departamento de Petén, fronterizo con México y Belice.
La reserva, de 2,2 millones de hectáreas, también es considerada la mayor superficie de bosque tropical en Centroamérica y está constantemente amenazada por incendios y la deforestación para fines agrícolas y ganadería, entre otros riesgos, incluida la incursión del narcotráfico.
Hace más de 20 años el estatal Consejo Nacional de Áreas Protegidas comenzó a implementar el modelo de concesión forestal para el aprovechamiento controlado de madera y otros productos forestales con resultados favorables, según autoridades, ambientalistas y pobladores.
«Trabajamos la hoja de xate que la utilizan para adorno floral en las iglesias luteranas de Estados Unidos (…). Hay ganancias y hay empleo», afirma Dominga en la bodega comunitaria construida de madera.
Además del xate -un tipo de palma de la especie Chamaedorea-, la comunidad de Uaxactún, donde viven unas 1.700 personas, sustenta su economía en la recolección de pimienta, de resina para chicle y del turismo, pues poseen uno de los principales sitios arqueológicos de Petén.
Mario Vásquez, responsable del Parque Nacional Yaxha-Nakum-Naranjo, a unos 45 km de Uaxactún, agregó que las concesiones y el trabajo en conjunto con las comunidades ha permitido la preservación del área a su cargo, que también posee vestigios de la cultura maya.
– Trabajo conjunto –
axha-Nakum-Naranjo y Uaxactún forman parte de un área de 1,1 millones de hectáreas donde funcionan nueve concesiones forestales comunitarias, «que han contribuido considerablemente a la estabilidad» de este sector, de acuerdo con el informe gubernamental de monitoreo de la Reserva de la Biosfera Maya de 2017.
Estas concesiones forestales comunitarias permitieron ese año registrar por primera vez desde que se dispone de datos una «cifra positiva» de la cobertura boscosa, según el informe, pese a que el aumento fue apenas simbólico (1,08 hectáreas).
«Las comunidades ya no están pensando en estar usurpando tierra dentro del parque, sino en que a través del parque se pueden generar muchas oportunidades para ellos a través de los emprendimientos turísticos y el desarrollo sostenible» del sitio, explicó Vásquez.
En las comunidades aledañas al parque, los pobladores se organizaron en asociaciones de artesanos, productores de frutas, guías turísticos y servicios de lanchas.
«Vamos de la mano, porque tanto ellos como nosotros trabajamos en forma conjunta para poder lograr también los objetivos de la conservación del área», puntualizó Vásquez