Roma (Italia).- Los sistemas agrícolas de todo el mundo no solo proveen alimentos, sino que también preservan culturas milenarias y fomentan la biodiversidad.
Recientemente, tres sistemas agrícolas han sido reconocidos como Sistemas Importantes del Patrimonio Agrícola Mundial (SIPAM) por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), resaltando su importancia global y su contribución a prácticas agrícolas sostenibles.
El primero de estos sistemas es la cría de carpas en estanques en la región de Waldviertel, Baja Austria. Este sistema de acuicultura, con una historia de 900 años, se destaca por una baja densidad de peces y prácticas tradicionales que integran los estanques con los bosques circundantes.
«La cría de carpas no solo es una tradición, sino también una forma de vida que ha sostenido a nuestra comunidad a través de los siglos», explica Johann Schmidt, un criador local.
Los estanques proporcionan servicios ecológicos vitales como la retención de agua y el control de inundaciones, además de ser hábitats ricos para diversas especies.
En Bali, Indonesia, el sistema agroforestal de Karangasem utiliza el cultivo de salaca, conocida localmente como la «fruta de la serpiente». Este sistema se basa en el antiguo método de gestión del agua llamado subak.
«El subak no es solo un sistema de irrigación; es nuestra filosofía de cooperación y respeto por la naturaleza», comenta Wayan Sudirta, un agricultor de la región.
El sistema mejora la biodiversidad y mantiene un paisaje agrícola diverso que incluye mangos y plátanos, siendo un ejemplo de eficiencia y sostenibilidad.
Por otro lado, el sistema agroforestal de cacao en Santo Tomé y Príncipe es celebrado por su cacao amelonado de alta calidad. A pesar de su pasado marcado por la esclavitud y la desigualdad, este sistema demuestra la resiliencia y el compromiso de su gente con prácticas sostenibles.
Además de cacao, se cultivan variedades como el banano y el árbol del pan, lo que aumenta la seguridad alimentaria y proporciona fuentes adicionales de ingresos.
«El cacao no es solo nuestro producto principal, también es un símbolo de nuestra lucha por un futuro mejor», afirma Carlos Da Silva, líder de una cooperativa local.
Estos sistemas no solo son testimonios de la historia y la cultura, sino que también son fundamentales en la lucha contra el cambio climático. A través de prácticas sostenibles y la preservación de la biodiversidad, contribuyen significativamente a la seguridad alimentaria mundial y a la sustentabilidad ambiental.
Con la reciente inclusión de estos sistemas en la lista de SIPAM, ahora hay 89 sistemas reconocidos en 28 países, lo que refleja un creciente reconocimiento global de la importancia de proteger y mantener las tradiciones agrícolas en todo el mundo.