México (AFP) – La pandemia del nuevo coronavirus sorprendió a Griselda Orozco durante su séptimo mes de embarazo. Temiendo contagiarse en el hospital, prefirió dar a luz a su segunda hija con ayuda de una partera en Ciudad de México.
La maternidad le llegó nuevamente tras 16 años, cuando la COVID-19 ha puesto a tope el sistema de salud mexicano. Una emergencia que le impuso aislamiento social, consultas ginecológicas y clases prenatales en línea.
«El coronavirus nos cambió todo, desde no tener baby shower (…) Ya no hubo posibilidad de salir, y luego era pensar dónde tendríamos a la bebé», dice a la AFP Orozco, una productora audiovisual de 34 años.
Una consulta de rutina en la que observó un incremento de pacientes con problemas respiratorios bastó para descartar el hospital público.
«En ese momento iniciaba la contingencia, pero para mí fue muy estresante», recuerda en su casa en Ciudad Nezahualcóyotl, cerca de la capital.
Entonces vino a su memoria Luna Maya, una casa de partería cuyo nombre había visto en el pasado. Allí nació Regina el 2 de mayo.
«Fue un momento cálido, sin anestesias (…), todo natural. Esa noche descubrí que el cuerpo es muy sabio y sabe reconocer cuándo es el momento (…), me sentí tranquila, segura y sin miedo a lo externo», relata Orozco.
Hannah Borboleta, su partera y directora de Luna Maya, cuenta que las llamadas para averiguar por el servicio aumentaron durante la epidemia, aunque pocas mujeres se deciden por miedo, falta de dinero o porque las aseguradoras no cubren estos procedimientos.
«Las parteras siempre hemos estado, no solo en pandemias», señala.
En México, donde la crisis comienza a saturar los hospitales, unas 176 embarazadas han dado positivo a COVID-19 y al menos cinco fallecieron, según la Secretaría de Salud.
La emergencia dejaba hasta el martes 38.324 contagios y 3.926 defunciones.
– Práctica ancestral –
La partería está muy arraigada en las comunidades indígenas, que la consideran una «especialidad de su medicina tradicional», comenta David Meléndez, del Comité Promotor por una Maternidad Segura en México.
En el estado de Chiapas (sur), mayoritariamente indígena, el Movimiento de Parteras Nich Ixim tiene 500 integrantes conocidas también como matronas.
«Realizamos las medidas preventivas necesarias para protegernos y proteger a las mujeres que atendemos. Sin embargo, (…) no tenemos acceso a insumos como alcohol, cubrebocas o guantes», señaló recientemente el colectivo en un comunicado.
Cristina Alonso, coordinadora del proyecto Casas de Parto, destaca que esta forma de dar a luz es una alternativa frente a las cesáreas y otras prácticas traumáticas para la madre y el niño.
En las zonas rurales, con frágiles infraestructuras sanitarias, es una buena opción con costos desde 12 a 83 dólares.
Pero en las ciudades alumbrar con una partera puede no estar al alcance de muchos. Cuesta entre 15.000 (625 dólares) y 25.000 pesos (1.040 dólares), frente a un salario mínimo mensual de 3.746 pesos (156 dólares).
Para un parto natural o una cesárea en una clínica privada de Ciudad de México, se requieren en torno a los 980 y 1.460 dólares, respectivamente.
«Muchas mujeres que planeaban parir en hospitales públicos, y ahora están muy avanzadas en la gestación, no tienen ahorros para pagar un parto privado», dice Borboleta.
En México hay unas 25.000 parteras tradicionales y 200 urbanas, según Meléndez.
– Situación de riesgo –
México registró 21.195 defunciones fetales en 2018: 83,1% antes del parto y 15,5% durante éste, según los datos más recientes del Instituto de Estadísticas.
Del total de casos, 93% fueron atendidos por médicos.
La Red Mexicana de Parteras Autónomas (urbanas) y el Comité Promotor por una Maternidad Segura -conformado por organizaciones civiles, gubernamentales y académicas- urgen la incorporación de la partería en el sistema de salud pública.
«Es muy riesgoso seguir promoviendo nacimientos por cesárea en una situación en la que no hay camas, ni insumos médicos requeridos» debido a la pandemia, señala la diputada feminista Martha Tagle.
El Centro Nacional de Equidad de Género y Salud Reproductiva estima que unas 235.000 mujeres parirán entre abril y junio en México.
Previendo esa situación, el gobierno firmó un convenio con hospitales privados para disponer de unas 3.000 camas para partos, embarazo, puerperio y cesáreas hasta el 23 mayo.