Dushanbé (Tayikistán).- La vocación docente de Khudoidod Rasulov y su interés por las tecnologías de la información desde una edad temprana lo convierten en una figura especialmente valiosa en su aldea de Lolazor, a unos 30 kilómetros al este de Dushanbé la capital de Tayikistán.
Es la persona a la que acuden todos los habitantes de la aldea que necesitan información para cultivar mejor sus huertos y comercializar sus productos en Internet. Por eso no es de extrañar que haya desempeñado un papel clave cuando la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) puso en marcha su Iniciativa de las aldeas digitales en Lolazor.
«En general me apasiona aprender sobre dispositivos móviles… y como profesor tengo tiempo libre después del trabajo para ayudar a mis convecinos», explica Khudoidod.
«La tecnología digital ayuda a los agricultores a dar soluciones a los problemas agrícolas y tener acceso a la información necesaria para la gestión de las explotaciones».
Como la mayoría de los aldeanos, Khudoidod y su familia también son agricultores. Pero antes de salir a pasar la jornada en los campos, Khudoidod consulta la previsión meteorológica en su teléfono inteligente para ver qué le depara el día.
Por la tarde, cuando termina de dar clase en la escuela primaria local, se encamina hacia su parcela para ayudar a labrar la tierra y quitar maleza entre las hileras de pepinos, tomates y papas. Después riega los cultivos y poda los manzanos, cerezos y melocotoneros.
Ya sea para su propia familia o para los demás aldeanos, Khudoidod utiliza constantemente Internet en general y las plataformas agrícolas en particular para «recomendar las mejores tecnologías para producir cultivos y frutas”. Describe cómo «analizando sitios web y plataformas agrícolas aconsejo cómo obtener mejores semillas y abonos minerales para cultivar hortalizas y frutas, con el objetivo de obtener cosechas abundantes. Mediante el uso de tecnologías digitales, estoy introduciendo avances en las actividades agrícolas de la aldea».
Muchos de estos conocimientos proceden de las cuatro sesiones de capacitación sobre tecnología digital impartidas por la FAO en el marco de la Iniciativa de las aldeas digitales. Pero también hubo mucho más. Khudoidod aprendió además a publicitar los productos agrícolas de su familia y de otros aldeanos en las plataformas de las redes sociales. Asimismo, consiguió dominar una aplicación que proporciona a los agricultores información completa sobre la planificación de las actividades sobre el terreno.
Esta tecnología digital nos ayuda con «la ejecución puntual de las labores de campo, como la información sobre plantones, frutas y hortalizas y otros tipos de productos, el momento de la siembra y también el de usar fertilizantes minerales en el cultivo de frutas y hortalizas», explica Khudoidod.
Antes la agricultura planteaba muchos retos —como cuándo utilizar fertilizantes minerales, cuándo regar y dar tratamientos contra insectos y enfermedades— para los que los aldeanos podrían haber contado con el asesoramiento de expertos, pero no tenían ninguno a mano, afirma. Ahora, la tecnología de la información ha puesto las respuestas al alcance de su mano.
Cuando una vecina, Farahnoz Ganieva, tiene una pregunta sobre una de las aplicaciones que se enseñan durante la capacitación digital, Khudoidod la orienta: «… echemos un vistazo a la sección del huerto de uvas… fíjate en los iconos de ‘costos’ y ‘beneficios’. Te ayudarán a controlar tus gastos e ingresos. Introduciendo datos sobre tu huerto, podrás hacer una predicción aproximada de los costos y los beneficios potenciales».
También desempeñó un papel activo en el proyecto como movilizador de la comunidad. Khudoidod fue elegido administrador de un canal comunitario de Telegram denominado «Lolazor digital». Este canal —a través del cual los aldeanos intercambian información sobre sus problemas y soluciones agrícolas cotidianas— fue creado por el instructor durante la capacitación digital.
Pero sus sueños van más allá. Después de la capacitación, Khudoidod —que vive con una discapacidad— aspira a abrir su propia tienda de tecnología e impartir sesiones de capacitación para mejorar la alfabetización digital de los miembros de su comunidad y de las comunidades vecinas.
Comenta una visita de estudio de tres días al Valle de Fergana, en Uzbekistán, otro país de Asia central donde la FAO está aplicando la Iniciativa de las aldeas digitales. Dice que tuvo la oportunidad de reunirse con personas maravillosas que ahora se han convertido en sus amigos.
La experiencia —en particular el invernadero bien organizado para el cultivo de limones, repleto de sensores inteligentes con tecnología del Internet de las cosas— lo dejó lleno de entusiasmo y esperanza en el futuro de su comunidad. Con sus habilidades y su voluntad de ayudar a sus convecinos a beneficiarse de la innovación digital, Khudoidod es una baza fundamental para configurar ese futuro.