Monrovia (Liberia).- Dos vehículos todoterreno se detienen por enésima vez. La ruta que recorren, al sureste de Monrovia, la capital de Liberia, es una de las principales carreteras del país. Pero las lluvias estacionales la han transformado en un lodazal pegajoso de barro marrón rojizo.

El equipo, vestido de amarillo fluorescente, abandona finalmente su empeño por empujar los coches y se adentra a pie en la selva tropical circundante. Tardarán dos o tres horas en llegar a los sitios que pretenden visitar. Pero ¿quiénes son estos personajes con chalecos reflectantes? ¿Son guardabosques? ¿Vigilantes de parques? ¿Responsables de la caza? La respuesta puede sorprender, pero en realidad son estadísticos.

El equipo de cinco personas está formado por estadísticos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y personal de la principal oficina estadística del país, el Instituto de Estadística y Servicios de Geoinformación de Liberia (LISGIS).

Sabiendo que no es la primera vez que les ocurre algo así a los estadísticos sobre el terreno, casi parece una obviedad si el Sr. Anthony Dymacole, jefe del equipo del LISGIS, afirma que entre los obstáculos a los que se enfrentan al hacer encuestas en zonas rurales: “uno de los más difíciles es la accesibilidad”.

Otras trabas que pueden interponerse en su camino —y de hecho ocurre— son los controles de seguridad, que pueden retrasarlos durante días, puentes inundados o rotos e incluso animales silvestres.

Carreteras intransitables y puentes inundados o rotos son algunos de los desafíos a los que se enfrenta la realización de la ambiciosa iniciativa de encuestas agrícolas 50×2030 en Liberia y otros 49 países. © FAO/Andrew Esiebo

Pueden parecer situaciones extremas a las que hacer frente solo por lograr recopilar cifras. Pero lo cierto es que no se puede subestimar su importancia. “Si no se mide, no se puede gestionar”, afirma el Sr. Yakob Seid, Estadístico superior de la FAO.

Medir es, de hecho, el objetivo de la iniciativa 50×2030, que, como su nombre indica, pretende apoyar las encuestas estadísticas sobre agricultura en 50 países africanos y asiáticos para principios de la próxima década. Puesto en marcha por la FAO, el Banco Mundial y el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola junto con los gobiernos, se ha puesto en marcha en 26 países hasta la fecha.

En la mayoría de estos 50 países de ingresos medios y bajos, la agricultura es la principal fuente de ingresos y empleo y contribuye de forma crucial al producto interno bruto.

Los gobiernos y los asociados para el desarrollo, entre ellos la FAO, están invirtiendo considerables recursos en el sector agrícola de estos países; «sin embargo, sin datos adecuados, no podremos medir hasta qué punto estos recursos son eficaces para mejorar la vida y los medios de subsistencia de las personas», asegura el Sr. Seid.

Pero ¿qué tipo de cosas miden realmente los equipos de estadísticos? No es sorprendente que se centren en el volumen de los cultivos de los agricultores, la superficie recolectada, la mano de obra y las características demográficas de la fuerza de trabajo, la maquinaria utilizada, el efecto en el medio ambiente y tecnologías como el riego.

Cuando los estadísticos llegan a las comunidades, la información que recopilan, incluidos los cultivos obtenidos, la superficie cosechada, la mano de obra y otros insumos, es vital para evaluar las necesidades y formular políticas que mejoren la vida y los medios de subsistencia de los agricultores. © FAO/Andrew Esiebo

Puede parecer sencillo, pero no siempre lo es. Por ejemplo, incluso cuando los pequeños agricultores tienen una visión general de lo que producen y de lo que ocurre con ello, muchos piensan en términos de cestas de cereales o sacos de hortalizas en lugar de kilos de cosecha, lo que dificulta a los estadísticos registrar los datos en términos que se ajusten a las normas nacionales e internacionales.

El equipo de estadísticos —también llamados encuestadores— a menudo tiene que recurrir al muestreo de cultivo, que consiste en tomar una muestra de la cosecha de una pequeña parcela del campo de un agricultor y extrapolar el rendimiento resultante al área total. Para hacerse una idea exacta de la proporción de la cosecha que se destina a los distintos usos, los estadísticos suelen utilizar un método llamado apilamiento proporcional: pedir al agricultor que haga montoncitos que representen los distintos usos a los que se destina el cultivo, como el consumo familiar, las ventas en efectivo o el pago del alquiler.

Susannah Tarway, agricultora que se gana la vida cultivando mandioca, papas y quimbombó, confía en que la encuesta “me ayude con mi trabajo… y a enviar a mis hijos a la escuela”, dado que los datos pueden poner de manifiesto necesidades como la de más fertilizantes, que el gobierno u otros asociados pueden atender para ayudar a los agricultores a mejorar los medios de vida de sus familias.

En Liberia, como en muchos otros países, la tarea de recopilar esta información hace tiempo que debería haberse hecho, ya que el censo agrícola más reciente se realizó hace medio siglo con métodos basados en el papel. Sustituirlos por ordenadores para encuestar aporta enormes ventajas, tanto en términos de rapidez como de reducción de posibles errores, ya que las plantillas utilizadas por los encuestadores pueden detectar incoherencias antes de que pasen al conjunto de datos.

Pero ni siquiera las tabletas resuelven todos los problemas. La transmisión de los datos recopilados sobre el terreno a un servidor central sigue dependiendo de la conectividad móvil a Internet, inexistente en muchas zonas, lo que obliga a los equipos de encuestadores a desplazarse al lugar más cercano con cobertura móvil. Hasta que los datos no se hayan transmitido y comprobado, la misión de los encuestadores no se habrá cumplido.

Cuando los estadísticos llegan a las comunidades, la información que recopilan, incluidos los cultivos obtenidos, la superficie cosechada, la mano de obra y otros insumos, es vital para evaluar las necesidades y formular políticas que mejoren la vida y los medios de subsistencia de los agricultores. © FAO/Andrew Esiebo

Con la ayuda de la FAO para completar la labor de encuestar, Liberia y sus estadísticos estarán en una posición más ventajosa para llevar a cabo por sí mismos el vital trabajo de medición y recopilación de datos en los próximos años.

Disponer de datos precisos es esencial para ayudar a los gobiernos a comprender mejor la situación de su sector agrícola, las zonas que prosperan y las que necesitan más inversiones. El proceso “no consiste en recopilar datos por recopilar datos. Se trata de utilizar los datos al servicio de grandes objetivos de desarrollo, como erradicar el hambre y reducir la pobreza”, asegura el Sr. José Rosero Moncayo, Estadístico Jefe y Director de la División de Estadística de la FAO.

Con el apoyo de la FAO y sus asociados a través de la iniciativa 50×2030, tanto el responsable de las políticas como el agricultor estarán mejor situados para aprovechar al máximo sus recursos para el futuro de sus países y el suyo propio.