Ciudad de Panamá (AFP) – Panamá pretende acercar a la frontera con Costa Rica a unos 1.900 migrantes irregulares que quedaron varados en el país por la covid-19 tras cruzar la inhóspita selva del Darién, anunció este sábado el gobierno panameño tras una resolución de la Corte Interamericana.
«Estamos tratando de resolver su situación de salud, seguridad y su permanencia en el lugar y cómo ayudarlos a cruzar nuestras fronteras, garantizando la salud de la población», señaló el viceministro panameño de Salud, Luis Francisco Sucre, en un comunicado.
Según Sucre, las autoridades panameñas buscan acercar de la «manera más fluida, libre y segura» a los migrantes en su paso hacia Costa Rica y Nicaragua.
Sin embargo, la directora de Migración de Costa Rica, Raquel Vargas, aclaró que ese traslado no se podrá realizar porque Nicaragua anunció que les impedirá el paso a los migrantes.
«Las personas extracontinentales en Panamá no van a cruzar a Costa Rica», aseguró Vargas en un video divulgado a periodistas.
Indicó que Costa Rica y Panamá tienen un acuerdo para la movilidad de los migrantes, pero que no se puede aplicar por el cierre en Nicaragua.
«Hasta que no se establezca una normalidad en la región, estas personas no se moverían de Panamá», aseguró Vargas, quien dijo que conversó el tema con las autoridades migratorias panameñas.
Tras cruzar la frontera desde Colombia por la peligrosa selva del Darién, los migrantes permanecen estancados sin poder seguir su ruta por Centroamérica hacia Estados Unidos.
El pasado 27 de mayo, una resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, emitida por su presidenta, la costarricense Elizabeth Odio, dio la voz de alarma.
La Corte, con sede en San José, pidió al gobierno panameño asegurar «el acceso a servicios de salud esenciales sin discriminación a todas las personas que se encuentran en las Estaciones de Recepción Migratoria La Peñita y Laja Blanca, incluyendo detección temprana y tratamiento de covid-19».
Las dos estaciones migratorias, ubicadas en la provincia de Darién, han despertado preocupación por el contagio del nuevo coronavirus entre los migrantes llegados desde Cuba, Haití, Bangladés, Nepal, Congo, Camerún e India.
Antes de la pandemia, un centenar de migrantes eran enviados cada día, con el permiso de San José, desde La Peñita hasta la frontera con Costa Rica, para que siguieran su travesía.
Pero ante el cierre fronterizo de Nicaragua, Panamá anunció la construcción de un nuevo centro en Darién para atender a los migrantes.
Según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), en los albergues hay unos 2.000 personas, cuando su capacidad total es para menos de 500.
De acuerdo a estimaciones oficiales, unas 24.000 personas cruzaron la selva del Darién en 2019. Este año más de 4.000, una cuarta parte niños, hicieron el mismo camino pese al peligro.
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