Managua (AFP) – El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, entregó este lunes el mando de la Policía a su consuegro Francisco Díaz, uno de los cinco funcionarios que sancionó Estados Unidos por violación de derechos humanos y corrupción.
El propio Ortega entregó el bastón de mando a Díaz, ante la ausencia de su predecesora Aminta Granera, quien desapareció de la vista pública tras el estallido de protestas antigubernamentales que derivaron en violencia con saldo de más de más de 320 muertos y 2.000 heridos en casi cinco meses.
La ceremonia oficial de traspaso de mando y ascenso a Primer Comisionado -máximo grado en el cuerpo de orden público- tuvo lugar un mes después de que Díaz fuera nombrado por Ortega en el cargo, tras meses de estar al frente de la misma.
Díaz y otros cuatro funcionarios fueron sancionados por Washington en virtud de la llamada Ley Magnitsky, que castiga a personas señaladas de incurrir en actos de corrupción o involucradas en violaciones a los derechos humanos.
El Departamento del Tesoro estadounidense dio a conocer el 5 de julio las sanciones contra Díaz, quien ya fungía como subdirector de la Policía Nacional, y lo señaló por «abusos a los derechos humanos y corrupción».
Ortega también juramentó a otros cuatro jefes policiales y entregó reconocimientos a familiares de 22 oficiales muertos durante las protestas.
«Este aniversario esta cargado de mucho sentimiento, mucho dolor, pero no esta cargado de odio y hay exigencia de justicia», dijo Ortega.
En tanto, Díaz defendió la actuación de la policía durante las protestas: «jamás atacamos a nadie, hicimos el uso de la fuerza para garantizar la vida de las personas y logramos derrotar esa intentona golpista con el apoyo de la población y policías voluntarios».
Organismos de derechos humanos y opositores desdicen la versión oficial y alegan que la policía actúo junto con fuerzas parapoliciales y turbas afines al gobierno.
El jefe policial calificó a los manifestantes de «terroristas, golpistas y asesinos» y aseguró que «el golpe fue derrotado» con un costo para la policía de 22 agentes muertos, 900 heridos, entre ellos 353 con armas de fuego, dijo Díaz.
Ortega un exguerrilero de 72 años, gobernó por primera vez tras la revolución de 1979, perdió el poder en las urnas en 1990; retorno en 2007; se ha reelegido dos veces en procesos que la oposición denunció como fraude.