Managua (AFP) – El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega acusó este lunes a la embajada de Estados Unidos y a organismos internacionales de derechos humanos de alentar las protestas opositoras que hace 17 meses detonaron una crisis que mantiene en vilo al país.
Durante las protestas que estallaron en abril de 2018 «los (diplomáticos) de la embajada de Estados Unidos por un lado alentaban (…) y por debajo le echan leña al fuego», mientras pedían que saliera la policía «cuando estos terroristas los asaltaban, les quitaban los vehículos con sus placas diplomáticas», dijo Ortega durante el acto por 40 aniversario de la Policía Nacional.
La policía es señalada de violar los derechos humanos durante las protestas en reclamo de la renuncia de Ortega, que lleva 12 años en el poder.
Visiblemente molesto, Ortega arremetió contra la iglesia, empresarios y organismos de derechos humanos, tras insistir que las protestas que paralizaron el país entre abril y julio con bloqueos de vías fueron un intento de golpe de Estado.
Según en mandatario, los delegados de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y la ONU en vez de instar junto a la iglesia a levantar los bloqueos, alentaban a los manifestantes «que se mantuvieran, que la cosa estaba bien, que la policía no salía (a las calles), que estaba derrotada y en cualquier momento caían los cuarteles».
La CIDH y la oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas (OACNUD) han señalado que se violaron los derechos humanos de los manifestantes y se cometieron crímenes de lesa humanidad.
El recuento de víctimas por la violencia contra las protestas dejó un saldo de 325 muertos, 2.000 heridos y 62.500 exiliados, según datos de organismos de derechos humanos.
El gobierno expulsó entre septiembre y diciembre a ambos organismos, cuyos informes considera «parciales» y se niega a que regresen al país, como demanda la oposición.
Ortega, de 73 años, recordó los momentos más álgidos de las protestas y un fallido diálogo con la oposición en junio de 2018.
Dijo que mientras el gobierno hacía esfuerzos para que se levantara el bloqueo de las carreteras en el diálogo, los opositores «votaban para que se mantuvieran (las vías cerradas) porque decían: ‘esta gente va de viaje, ya tiene listo el avión'» para abandonar el país.
Para justificar el uso de la fuerza, Ortega subrayó que «ya agotados todos esos recursos y cumpliendo lo que manda la Constitución, la policía tenía que salir de sus cuarteles a desmontar los tranques y darle tranquilidad al pueblo».