Washington (AFP) – El número de familias que cruzan ilegalmente la frontera entre México y Estados Unidos subió en septiembre a niveles récords, pese a los esfuerzos del presidente estadounidense Donald Trump para desalentar el flujo de migrantes de Centroamérica, informaron fuentes oficiales que calificaron la situación de «crisis».
El servicio de Patrulla Fronteriza de Estados Unidos aprehendió a 16.658 personas que entraron al país como familias, unas 900 más que en agosto y 12.000 más que en el mismo mes del año pasado.
Estas fuente afirmaron que hay «una crisis» en la frontera, en un momento en que Trump alertó que la caravana de migrantes que partió con miles de personas de San Pedro Sula, en Honduras, el 13 de octubre, constituye una emergencia nacional, y amenazó con cerrar totalmente la frontera.
«Estas son las cifras más altas para detenciones de familias en la frontera en septiembre», dijeron fuentes oficiales que comentaron los datos bajo condición de anonimato.
Las autoridades informaron que para el periodo de 12 meses terminado en septiembre, que constituye el año fiscal en Estados Unidos, un total de 521.000 personas sin documentos de inmigración fueron retenidos o bloqueados en la frontera.
Esta cifra representa un alza de 105.000 personas con respecto al año anterior.
De esta partida, el porcentaje de personas que llegan en familias, muchas de las cuales buscan asilo en Estados Unidos para huir de la violencia en sus países, y los menores, ha subido hasta representar un 40% del total.
Un crítico visceral del flujo de inmigrantes indocumentados en Estados Unidos, Trump lanzó este año una política de tolerancia cero que vio la separación de familias de migrantes, antes de echar atrás por la polémica.
La violencia en Centroamérica, especialmente en el llamado Triángulo del Norte (El Salvador, Honduras y Guatemala), ha empujado a familias enteras, y en muchos casos a niños solos, a huir, emprendiendo un peligroso viaje hacia Estados Unidos.