Para Angelina Maravilla, originaria de El Salvador, es una bendición que su bisnieta, Reyna Alfaro, de 7 años, se convierta en ciudadana estadounidense.
“Estoy muy contenta y agradecida a Dios porque nos ha hecho este gran milagro”, dijo la anciana de 75 años, destacando que toda la familia ayudó para que Reyna y sus padres pudieran obtener la residencia. “¿Cuántas personas no desean estar aquí, aunque sea viniendo escondidos? Muchos son los que sufren”.
Para su padre, Emerson Alfaro, es un privilegio ser ciudadano.
“Las personas que son residentes, y que tienen oportunidad de hacerlo, que lo hagan, ya que es importante porque eso les trae una estabilidad [a sus vidas]”, dijo Alfaro, quien tuvo que esperar cinco años para convertirse en ciudadano. “Es algo vale la pena”.
La pequeña Reyna formó parte del grupo de más de 80 niños y jóvenes de distintas nacionalidades que se convirtieron en ciudadanos estadounidenses este jueves en la Biblioteca Pública de Los Ángeles. Los nuevos ciudadanos provienen de países diversos como México, China, Cuba, Vietnam, Nigeria, Armenia, Iran, El Salvador y Filipinas.
Roland Lyons, director de la oficina del Departamento de Inmigración y Ciudadanía (USCIS) del Valle de San Fernando, destacó que cada una en las cuatro oficina del distrito de Los Ángeles se entregan mensualmente entre 50 y 100 certificados de naturalización a jóvenes menores de 18 años cuyos padres ya se han convertido en ciudadanos.
Sin embargo, dos veces por año llevan a cabo esta ceremonia en la biblioteca como una forma de integrar a las familias en la celebración.
“Es una de las funciones favoritas que tenemos en nuestra agencia, es una ocasión de alegría para todos”, dijo Lyons, refiriendose a la entrega de certificados a los pequeños.
Lyons resaltó que los niños adquieren automáticamente la ciudadanía una vez que sus padres se convierten en ciudadanos. Pero, como una formalidad, los padres deben enviar a USCIS una solicitud de ciudadanía para sus hijos menores de 18 años.
Algunos niños, como Anthony Martínez, no se daban cuenta de la importancia de obtener la ciudadanía estadounidense, ya que han vivido en el país el tiempo suficiente para considerarse parte del mismo.
“No tengo nada que decir en estos momentos porque no tengo idea de lo que significa esto”, dijo el pequeño Anthony, de 9 años y oriundo de El Salvador. “Mi mamá siempre me dice que voy a tener los mismos derechos que los americanos y que debo estudiar para que pueda hacer todo lo que quiera”.
Para Karla Santa Cruz fue un momento que la llenó de orgullo ver a su pequeño hijo William, de 8 años, tomar el juramento.
“Estoy alegre por él porque tendrá una oportunidad de salir adelante en este país”, dijo Santa Cruz.
Santa Cruz todavía se encuentra en el proceso para convertirse en ciudadana. Sin embargo, su hijo se convirtió en ciudadano a través de su esposo, quien nació en Estados Unidos pero fue llevado a El Salvador a muy temprana edad.
Durante la ceremonia de juramentación, los padres no podían ocultar la emoción y orgullo al saber que sus hijos cuentan con los mismos derechos y beneficios de un ciudadano estadounidense.
La ceremonia fue un sueño hecho realidad para Luis Armando Méndez y su esposa, Melissa Arévalo. El hijo de ambos, Aarón Méndez Arévalo, de seis años, se convirtió en ciudadano.
“Nuestro hijo va a tener un mejor futuro porque va a tener todos los derechos que tiene un ciudadano en este país. El podrá aprovechar las oportunidades que brinda este gran país”, dijo Méndez, quien hace apenas unos meses que obtuvo la nacionalidad estadounidense. “Podrá lograr todo lo que se proponga”.
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