Los Ángeles, 20 feb (EFE).- Decenas de niños estadounidenses hijos de indocumentados pidieron hoy en Los Ángeles a la Administración Trump la legalización de la situación de sus padres presentando cartas donde relatan su historia familiar.
Las misivas hacen parte de una nueva campaña que pretende llevar a los pequeños a reunirse personalmente con el presidente.
El primer paso de la campaña consiste en enviar las decenas de cartas a la Casa Blanca, para luego pedir una audiencia con el mandatario.
«Logramos que Jersey Vargas y Sofi Cruz pusieran el tema de los indocumentados con el papa Francisco, como sea vamos a hacer que esta Administración escuche a estos niños que son estadounidenses», declaró a Efe Gloria Saucedo, directora de Hermandad Mexicana.
Los activistas y los niños quieren llegar hasta la Casa Blanca bajo la misma estrategia que se utilizó con Jersey Vargas, la niña que viajó a Roma en 2014 para pedir al papa Francisco interceder para que no deportaran a su padre, y de Sofi Cruz, quien a sus cinco años venció las medidas de seguridad y le entregó una carta al pontífice en su visita a Washington DC.
«No le tengo miedo hablar con el presidente, tengo derecho a pedir una audiencia con él y voy a ir acompañada de otros niños», aseguró Vargas, quien hoy tiene 13 años y sigue luchando para que no deporten a su padre Mario Vargas.
Otro de los menores que está dispuesto a unirse a esta aventura es Justin Ramos, de 8 años.
El niño, que cursa tercer grado y habla y escribe con fluidez tanto el inglés como el español, quiere involucrarse en la campaña para defender a sus padres, dos indocumentados de origen guatemalteco que llegaron hace más de diez años al país.
«Ya escribí la carta diciendo lo mucho que trabaja mi papá para mantener a mi familia y que tengo derecho a crecer junto a ellos», indicó.
Aunque ninguno de los dos padres de Justin tiene una orden de deportación, el miedo de convertirse en una prioridad para las autoridades de inmigración los llevó a apoyar a la causa.
«Él quiere involucrarse porque siente temor de los que nos pueda pasar y creo que no podemos detener sus deseos de ayudar a esta causa», advirtió su madre, Ingrid Paredes.
La guatemalteca, junto a otros padres, quieren recalcar a través de sus hijos que los indocumentados son una fuerza de trabajo importante y que no es cierto que estén desangrando el sistema de ayuda pública del Gobierno.
«En este país si usted no trabaja no come, no paga la renta, no viste sus hijos, por eso tenemos varios trabajos para poder vivir humildemente sin pedir nada regalado», insistió.
Según un análisis del Center For Migration Studies (CMS), en 2013 había más de 5 millones de niños nacidos en Estados Unidos de padres indocumentados.
Saucedo indicó que los menores que estén interesados en unirse a la campaña pueden hacerlo enviando sus cartas a la organización Hermandad Mexicana Transnacional.
«Vamos a demostrar el poder que tienen estos cinco millones de estadounidenses, deben escucharlos en algún momento», concluyó.