México (AFP) – Varias ciudades de México se pintaron de violeta el domingo con cientos de miles de mujeres que marcharon para protestar contra la brutal violencia de género que azota al país.
Jóvenes, madres, niñas, ancianas y familiares de víctimas de feminicidio colmaron las calles por el Día Internacional de la Mujer gritando a una sola voz «¡Ni una más, ni una asesinada más!».
En Ciudad de México, con consignas como «¡Mujer, escucha, esta es tu lucha!» las manifestantes portaban pañuelos verdes, símbolo de los reclamos por el aborto libre; o de color violeta, que simboliza la batalla contra los feminicidios, que en 2019 alcanzaron 1.006 casos en el país, según datos oficiales.
Al llegar al Zócalo, un contingente de manifestantes vestidas de negro y embozadas golpearon con martillos, picos y palos las vallas hasta tirarlas a patadas, luego de lanzar pintura roja a un grupo de policías, así como a patrullas y unidades de bomberos.
El cierre del Zócalo «es una provocación. Es increíble, para todas las marchas de Andrés Manuel (López Obrador) todo esto estaba libre. No puede ser que nos haga esto», dijo Míriam Calzada, una manifestante de 45 años que pasaba por encima de las vallas amontonadas en el suelo.
Las manifestantes hicieron estallar cuatro bombas molotov frente a la puerta de Palacio Nacional, la residencia presidencial de México, provocando bolas de fuego que alcanzaron al menos a dos personas, entre ellas una fotógrafa de un diario local, en una marcha cubierta en su mayoría por mujeres. «Que lo vengan a ver, ese no es presidente, es asesino macho burgués», coreaban.
– «No me callo» –
Familiares de desaparecidas, que llegaron de diferentes puntos del país, denunciaron con un altavoz la falta de acceso a la justicia y dieron los nombres y apellidos de los supuestos asesinos.
Los contingentes se congregaron desde temprano en el Monumento a la Revolución, donde las mujeres se dieron cita. «No me callo, pendejo» y «Se lo debemos a las que nunca volvieron», decían algunas pancartas, mientras cantaban «somos malas, podemos ser peores».
«Marcho por tantas chicas desaparecidas y para alzar la voz», dijo a AFP Blanca Martínez, comerciante de 47 años que sufrió de cerca esta violencia con el asesinato de su nuera.
La multitudinaria marcha de mujeres, la mayor vista en el país contra la violencia de género, fue antecedida por una polémica postura del presidente izquierdista Andrés Manuel López Obrador, quien la descalificó al señalar que era promovida por sus adversarios políticos, a quienes llama «conservadores».
El grueso del contingente avanzó de manera pacífica, aunque en el camino pequeños grupos realizaron destrozos, pintadas e intentaron prender fuego a un restaurante. Los comercios cerraron sus puertas y los edificios gubernamentales estaban resguardados con vallas métalicas.
Mujeres policías y antimotines utilizaron escudos para replegar a los grupos que intentaban vandalizar otros inmuebles.
Un colectivo feminista antes había pintado sobre la plancha del Zócalo los nombres de cientos de mujeres asesinadas y desaparecidas en México desde 2016 hasta la fecha.
«Venimos porque muchas mujeres no conocen sus derechos, nos sentimos obligadas a apoyar, a aconsejarlas, hay muchas víctimas que hoy en día no tienen abogado», dijo Karla Altamirano, abogada de 33 años que se sumó a la marcha junto con un centenar de colegas. Contingentes de estudiantes, periodistas y de otras profesiones también nutrían la inmensa caravana.
– «¡Vivas las queremos!»-
Decenas de mujeres se movilizaron en la comunidad de Nezahualcóyotl, en el vecino Estado de México, la segunda entidad con mayor número de feminicidios en el país, que de acuerdo con el sistema de seguridad pública arrojó 122 casos en 2019.
«¡Vivas se las llevaron, vivas las queremos!» fue una de las rabiosas consignas que las manifestantes lanzaron para pedir justicia por las víctimas.
Otros estados del país como Nuevo León (norte), Puebla (centro) y Veracruz (este), también se sumaron a las masivas manifestaciones. En Guanajuato (centro), la famosa Fuente de las Ranas amaneció teñida de rojo como símbolo del alto número de feminicidios en México.
Las muertes en febrero pasado de una pequeña de 7 años que antes sufrió abuso sexual y de Ingrid Escamilla, una mujer de 25 años cruelmente ultimada por su pareja, desataron la furia e indignación femenina.
La gran marcha del 8 de marzo anticipó la jornada del lunes de #UndíaSinNosotras, que promueve un ausentismo generalizado tanto en el sector privado como público para mostrar el alcance del trabajo de las mujeres y para que sea justamente compensando.