Científicos de la NASA detectaron por primera vez un rayo de luz ligado a un evento de onda gravitacional.
La onda gravitacional se reveló con la fusión de dos estrellas de neutrones en la galaxia NGC 4993, ubicada a unos 130 millones de años luz de la Tierra en la constelación Hydra. Fue captado por el telescopio espacial Fermi el pasado 17 de agosto, poco después de las 8:41 a.m., hora del este.
El telescopio espacial Fermi captó un pulso de luz de alta energía de una poderosa explosión, que se informó de inmediato a los astrónomos de todo el mundo como una ráfaga corta de rayos gamma.
De acuerdo con la NASA, científicos del Observatorio de Ondas Gravitatorias por Interferometría Láser (LIGO), de la Fundacion Nacional de la Ciencia detectaron ondas gravitacionales denominadas GW170817, de un par de estrellas destrozadas por la explosión de rayos gamma, alentando a los astrónomos a buscar las secuelas de la explosión.
Estas estrellas, destaca la agencia, eran núcleos triturados y sobrantes de estrellas masivas que explotaron como supernovas hace mucho tiempo. Ambas giraban cientos de veces por segundo, produciendo ondas gravitacionales con la misma frecuencia y, a medida que se acercaban y orbitaban más rápido, se separaron y se fusionaron.
Esto produjo un estallido de rayos gamma como un estallido raramente visto llamado «kilonova».
La ráfaga fue detectada poco después como parte de un análisis de seguimiento por parte del satélite INTEGRAL de la Agencia Espacial Europea (ESA).
«Este es el que todos hemos estado esperando», dijo David Reitze, director ejecutivo del Laboratorio LIGO en Caltech en Pasadena, California.
«Las fusiones de estrellas de neutrones producen una gran variedad de luz debido a que los objetos forman un torbellino de escombros calientes cuando chocan. Combinando los agujeros negros – los tipos de eventos que LIGO y su contraparte europea, Virgo, han visto anteriormente, muy probablemente consumen cualquier materia alrededor de ellos mucho antes de que se estrellen, por lo que no esperamos el mismo tipo de espectáculo de luz”
Las ondas gravitacionales fueron detectadas directamente por primera vez en 2015 por LIGO, cuyos arquitectos fueron galardonados con el Premio Nobel de Física 2017 por el descubrimiento.