Costa Mesa (Estados Unidos) (AFP) – Desde el descampado donde reposan los ocho gigantescos prototipos para el muro fronterizo prometido por el presidente estadounidense Donald Trump se puede ver México.
Las estructuras son el primer paso para uno de los principales compromisos de campaña del mandatario republicano, que llegó al poder con un fuerte discurso anti-inmigrantes.
Pero agentes de la patrulla fronteriza de Estados Unidos, que acompañaron a la AFP en una visita a los prototipos, explicaron por qué es necesario reemplazar las actuales barreras fronterizas sin caer en política.
Eduardo Olmos, hijo de mexicanos, aseguró que las divisiones «han funcionado bastante bien» desde que se instalaron por primera vez en la década de 1990.
«Era una zona difícil para patrullar, sin la infraestructura no teníamos cómo controlar el área», dijo.
«Hemos podido cambiar la zona drásticamente», añadió. «En 1986, el sector San Diego registró aproximadamente 628.000 arrestos» en la frontera. «En los últimos cinco años, el más alto que hemos tenido fue en el año fiscal 2016, cuando terminamos con 31.000. Es una diferencia drástica».
Pero, ¿es necesario construir un nuevo muro?
«Lo que podemos ver está obsoleto», respondió la agente Tekae Michael, que tiene una década de servicio.
En este sector -que tiene 41 km de frontera con México- hay dos barreras: una primaria, que en la década de 1990 se concibió para evitar el paso de vehículos, pero que es de unos dos metros «fácilmente escalable», según Michael, y otra para evitar el paso de peatones, más alta pero hecha de una especie de malla metálica que puede ser penetrable (registran unos 500 cortes al año).
Ambas rejas se ven minúsculas al lado de los prototipos -cuatro hechos con concreto y el restante con otros materiales- de más de 9 m de alto y de paredes lisas para evitar que sean escalables.
Tienen además una profundidad en tierra de 2 metros para evitar túneles.
Estos ocho enormes prototipos fueron construidos por seis compañías, ninguna basada en California, y cada uno costó aproximadamente entre 300.000 a 350.000 dólares.
Actualmente transcurre un período de 30 días para que el concreto se asiente para que inicie una fase de pruebas y así medir sus capacidades para evitar que sean escalados, penetrados o atravesados por un túnel bajo tierra.
Esa etapa debe comenzar probablemente después de las fiestas navideñas. Se puede decidir por un único o varios prototipos para distintas zonas, o incluso ninguno si no satisfacen las exigencias.
El muro, que servirá como barrera secundaria, será reforzado por cámaras, luces y sensores para apoyar el patrullaje, indicaron los agentes.
Y esa primera reja oxidada que divide a los dos países será reemplazada el próximo año, dijo Olmos.
México y Estados Unidos tienen una larga frontera de 3.000 km, de los cuales un tercio está separado por una valla.
El gobierno propuso disponer en el presupuesto de 2018 de 1.800 millones de dólares para iniciar la construcción de la estructura que podría llegar a costar 20.000 millones.
Trump asegura que México pagará por el muro, pero su vecino insiste en que no lo hará.