Caracas (AFP) – Haydalic Urbano, médica cirujana de 25 años, soñaba con tomar clases de pasarela de la emblemática Quinta del Miss Venezuela, en Caracas, pero este año las 22 candidatas del concurso de belleza debieron conformarse con clases virtuales por la pandemia de covid-19.
Para cuando sea transmitido el certamen, todo habrá sido, por primera vez, grabado previamente y sin público. Conocidos solo por las candidatas y productores, los nombres de las ganadoras se mantendrán en reserva hasta la noche del 24 de septiembre.
A años luz de la época dorada del evento de más larga tradición de la industria del entretenimiento en Venezuela, cuando atraía a miles de personas en un apoteósico espectáculo en vivo.
«Se me hizo un poco complicado ver las clases de pasarela de manera virtual, porque soñaba con ir a la Quinta (sede del certamen) todos los días, pero nos hemos adaptado, no me arrepiento de haber vivido un concurso en pandemia», comenta a la AFP Urbano.
Siguiendo las medidas sanitarias para contener los contagios, que rondan los 67.000 en el país con 30 millones de habitantes, según cifras oficiales, la mayoría de los entrenamientos se dictaron mediante transmisiones «en vivo» por Instagram, Zoom o WhatsApp.
«Creo que lo más difícil fueron los ensayos por Zoom para el opening, pero tuvimos que adaptarnos y logramos hacer un show maravilloso», comenta a AFP Luiseth Materán, comunicadora social de 24 años.
No es la primera vez que el Miss Venezuela sufre un revés. En sus últimas ediciones debió ajustarse a un estilo más austero por la crisis que lleva a Venezuela a transitar hacia su séptimo año de recesión.
En esta edición «todo eso se vio modificado por el confinamiento», comenta a la AFP Nina Sicilia, gerente general del concurso y primera venezolana en coronarse en el Miss Internacional en 1985.
Estilistas con tapaboca
El confinamiento solo se interrumpió para las grabaciones destinadas a producir el programa, todas antecedidas por sesiones de maquillaje y peinado.
Antes de estas grabaciones, el ruido de los secadores de cabello no cesaba en el camerino de la que ha sido una fábrica de reinas durante seis décadas. Este año los estilistas trabajaron protegidos con tapabocas y máscaras faciales.
Tanto el personal logístico como las candidatas se practicaron test para descartar covid-19.
Para evitar aglomeraciones, se organizaron grupos pequeños para ingresar al espacio repleto de estuches de maquillaje, pestañas postizas, brochas y extensiones de cabello.
El toque final antes de posar en cámara fue el maquillaje de piernas, brazos y torso con una crema bronceadora, todo ello en medio de cruces de miradas entre las candidatas para ver cómo iba quedando cada una.
«Un poco de alegría»
Las expectativas son altas para un concurso del que han salido siete Miss Universo, seis Miss Mundo y ocho Miss Internacional, y que ha lanzado las carreras de muchas figuras del espectáculo local.
«No vamos a tener un show en vivo», comenta Sicilia, vestida con un conjunto de blazer y pantalón blancos entallados a la perfección en su esbelta figura.
Pero la pandemia también ha traído muchas positivas, dice.
Por ejemplo, «generó una calidad superior porque estábamos enfocados en el proceso de formación y eliminamos ciertas variables que a veces distraen, como el tráfico, llegar hasta la Quinta (del Miss Venezuela), organizar a un grupo grande, esperar a que llegaran los profesores», remarca.
Aunque la considerada «noche más linda» en Venezuela no tendrá público por primera vez en su historia, Lisandra Chirinos, estudiante de comunicación social de 24 años, dice haber «disfrutado» la experiencia.
«Me hubiese gustado cambiar un poquito ese contacto físico con el público, con mis compañeras, pero me siento feliz de haber sido parte de la historia», afirma.
Valentina Sánchez, licenciada en Comercio Internacional de 24 años, siente, por su parte, que con el espectáculo logran llevar «un poco de alegría» a muchos hogares.