Managua (AFP) – Miles de nicaragüenses buscan desesperadamente tramitar sus documentos para emigrar a países vecinos de Centroamérica por temor a los grupos armados que siembran el terror en las calles y barrios, en medio de las protestas opositoras contra el gobierno de Daniel Ortega.
«Miles de gente vienen diario a hacer trámites para irse a Costa Rica, Honduras o El Salvador, la mayoría con sus hijos, la gente está abandonando el país por miedo», dice a la AFP una gestora de migración, Nubia Manzanares.
Las filas en las oficinas de Migración son interminables. La mayoría son jóvenes que se alistan para migrar o pedir asilo en Costa Rica, el principal destino de los nicaragüenses desde la última guerra civil que vivió este país en la década de 1980.
«Me voy más que todo porque están persiguiendo y matando a los jóvenes. Voy a Costa Rica a trabajar en lo que salga», dice a la AFP Jonathan Peña, de 19 años, quien lleva horas gestionando su documento para ir a pedir visa al consulado costarricense y viajar en avión, porque el paso por la frontera terrestre ha sido bloqueado por los manifestantes.
La afluencia de solicitudes de pasaportes creció hace dos semanas cuando varias ciudades, incluida la capital, comenzaron a ser asediadas por hombres encapuchados que, según la población, pasan disparando con armas de fuego desde sus camionetas o motocicletas.
A juicio del analista y exdiputado opositor Eliseo Núñez, la estrategia de Ortega es causar pánico para empujar la migración, sobre todo de la clase media, uno de los sectores más críticos con su gobierno.
– «Prohibido ser joven» –
Una noche «estaban jugando unos muchachos afuera y pasaron dos motos, luego una camioneta blanca con encapuchados, después la policía y empezaron a disparar» en el barrio, cuenta agobiada a la AFP Mireya Alegría, quien hace fila con sus dos hijos en una oficina migratoria con la finalidad de viajar a Costa Rica.
Los nicaragüenses dicen que los jóvenes, que encabezan las protestas contra el gobierno, son blanco de estos grupos.
«Ahora está prohibido ser joven», deplora Xiomara Vargas, ama de casa de 54 años que acompañó a su sobrino, un estudiante de informática, a migración.
La canciller costarricense, Epsy Alejandra Campbell Barr, informó la semana pasada que han detectado un «leve aumento» en el flujo migratorio procedente de Nicaragua, aunque el gobierno está preparado para un ingreso masivo.
Costa Rica anunció asimismo que acogerá con visas de cortesía a los familiares de diplomáticos acreditados en Nicaragua que quieran salir por la violencia política.
Cerca de 500.000 nicaragüenses residen en forma permanente o temporal en Costa Rica, y gran parte de ellos trabajan en agricultura, construcción, seguridad y servicio doméstico.
– Huyen de la crisis –
El conflicto estalló el 18 de abril contra una reforma al seguro social, pero las protestas se generalizaron debido al malestar que causó la represión de las fuerzas de policía y de choque del gobierno, que dejan 148 muertos, según el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh).
Los manifestantes piden la salida de Ortega, un exguerrillero de 72 años que dirigió la revolución en los años 80, retornó al poder en 2007 y obtuvo dos reelecciones sucesivas en cuestionados procesos electorales, según la oposición.
Pero muchos nicaragüenses como Eime Monge, quien busca migrar a Costa Rica con su esposo y dos hijos, cree que Ortega tratará de mantenerse a toda costa en el poder, como el venezolano Nicolás Maduro.
«Ortega tratará de navegar entre los escombros y llegar hasta el final independientemente del costo humano y económico», porque «no se visualiza fuera del poder», advierte Núñez.
Según la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides), la crisis ha puesto en peligro entre 20.000 y 150.000 empleos.
Varios, como el administrador de empresas Manuel Pérez, de 40 años, ya perdieron su trabajo y ahora buscan migrar a Panamá porque no cree que la situación mejore y dice que el país vive en «zozobra».
Unos 800.000 nicaragüenses radican en el exterior, según datos de la Organización Internacional de Migraciones (OIM).
Los obispos nicaragüenses convocaron el miércoles a un diálogo tras recibir una respuesta de Ortega a su propuesta para favorecer una salida negociada de la crisis.