Tijuana (México) (AFP) – Más de 3.200 centroamericanos de una caravana migrante se encontraban este viernes en la mexicana Tijuana en medio de expresiones hostiles de sus habitantes, sin fecha para solicitar refugio a Estados Unidos y algunos desesperados al grado de querer lanzarse a cruzar la barda fronteriza sin importar las consecuencias.
Al mediodía cientos de personas se arremolinaban en una confusa fila en el paso fronterizo de El Chaparral de Tijuana.
La mayoría eran migrantes de distintas nacionalidades que tienen meses esperando para pedir asilo a Estados Unidos, pero también se mezclaban decenas de centroamericanos que arribaron en la caravana.
Pero el proceso es lento ya que las autoridades estadounidenses en un buen día reciben 90 personas en promedio. Este viernes anunciaron que serán 30.
En la lista de espera había inscritas 1.407 personas, sólo 80 de la caravana pues hay suspicacias entre estos centroamericanos, que huyen de la pobreza y la violencia en sus países.
«Inscribir y procesar los casos de todos los que vienen en la caravana va a llevar meses o años», dijo un voluntario que asiste al grupo Beta –organismo gubernamental de rescate a migrantes–, pero que pidió el anonimato.
«Son puras mentiras que dicen para inscribirse en el libro. Dicen que para que les den asilo político, pero lo que hacen es obtener sus datos y cuando pasan lo deportan», exclama Osman Bueso, hondureño de 28 años, uno de los primeros de la caravana en llegar a Tijuana.
Bueso se dice dispuesto a todo, no descarta que se lancen en masa sobre la reja fronteriza, tal como hicieron hace cuatro semanas, cuando en estampida cruzaron de Guatemala a México.
El presidente estadounidense Donald Trump calificó a los miembros de la caravana como integrantes de una «invasión», dispuso el envío de hasta 9.000 soldados a su frontera sur y advirtió que sólo aquellos que crucen por un punto oficial podrán pedir refugio.
Pero Bueso desafía a Trump a atreverse a detener a miles e incluso a matarlos. «Si nos mata, va a tener problemas con otros países», asegura.
«No nos da miedo, estamos dispuestos a lo que sea, a morir a vivir o lo que sea. Porque cuando tú vives en la pobreza, bajo extorsión, vale más morirte que vivir», dice.
– Hostilidad –
Según autoridades mexicanas, han llegado a Tijuana desde el domingo 3.223 migrantes de la caravana, pero podrían sumar hasta 5.000, según la ONG Pueblo sin Fronteras.
El trayecto de la caravana, que sumó más de 7.000 personas, había transcurrido sin mayores incidentes hasta que llegaron a Tijuana, donde el alcalde conservador Juan Manuel Gastélum, pide que sean expulsados pues «llegan en un plan agresivo, grosero».
«Derechos humanos se me va a echar encima, pero los derechos humanos son para los humanos derechos», dijo Gastélum a la televisora Milenio.
La alcaldía ha establecido un albergue en un centro deportivo para recibir a los migrantes, donde durmieron un total de 2.000 personas. Cientos más están en albergues que reciben cotidianamente migrantes.
La noche del miércoles unos 300 pobladores protestaron contra los migrantes en una zona habitacional de Tijuana. Les arrojaron piedras mientras cantaban el himno mexicano ante la mirada de policías.
Las protestas fueron alimentadas por rumores que los migrantes habían rechazado la ayuda que se les ofreció, como alimentos o transporte.
«Mucha gente, no todas, no hay que generalizar, es muy mal agradecida (…) quieren exigir sus propios derechos, si no los exigieron en su propio país, por qué lo vienen a exigir aquí», dijo a la AFP José Bernal, un residente de Tijuana.
En Facebook se han creado al menos tres grupos en contra de la caravana migrante. En Twitter se multiplican los mensajes de rechazo y en WhatsApp ya hay cadenas con mensajes que reclaman a los centroamericanos «empíezale a trabajar» y «no vengas a exigir».
– Riesgo de incidentes –
Según la secretaría de Gobernación (Interior), hay unos 8.000 migrantes que transitan por México tras ingresar en distintas caravanas, las cuales se han ido fragmentado.
La caravana principal salió el 13 de octubre de San Pedro Sula, Honduras, y ha recorrido más de 4.300 km hasta Tijuana, en el estado de Baja California.
El secretario de Gobernación, Alfonso Navarrete Prida, dijo el jueves que las posibilidades de los miembros de la caravana migrante de ingresar a Estados Unidos son «prácticamente nulas».
«Hay un enorme riesgo de tener un incidente en la línea fronteriza, cuando además hemos escuchado el discurso abiertamente hostil que está teniendo de parte del gobierno norteamericano», dijo.