México (AFP) – Unos 200 centroamericanos que viajan en una caravana que atraviesa México hacia Estados Unidos se manifestaron este jueves ante una oficina de la ONU en la capital mexicana para exigir autobuses que les permitan llegar a la frontera, y evitar una caminata agotadora y riesgosa.
«¿Qué queremos?», gritaba con un altavoz Milton Benítez, un periodista hondureño que integra la caravana. «¡Buses!», respondían los migrantes, en su mayoría hombres, ante la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) en Ciudad de México.
Los migrantes llegaron hasta el exclusivo sector de Polanco en metro, que abordaron en el este de la capital, donde la alcaldía instaló en un centro deportivo un albergue al que han llegado unos 5.500 migrantes, en su mayoría hondureños.
El hondureño Walter Matute detalló el pedido a la AFP: «Que nos provean transportes porque ya ha habido secuestrados en el camino, hay mujeres y niños que ya no pueden caminar».
Los migrantes, que estiman necesitan al menos 150 autobuses, salieron el 13 de octubre de San Pedro Sula, Honduras, y han recorrido más de 1.500 km para llegar a Ciudad de México, gran parte a pie y bajo un implacable sol en las carreteras del sur del país.
Por momentos, los migrantes se han subido, o han viajado prácticamente colgados, a distintos transportes que se ofrecen a adelantarlos unos kilómetros. Un joven murió al caer de un camión de carga en el estado de Chiapas.
Desde entonces, policías federales que siguen el paso de la caravana han impedido a los migrantes viajar colgados de los vehículos.
«Hemos decidido mejor caminar y no montarnos así porque cualquier descuido y uno puede caerse», añade Matute.
Migrantes y ONGs han denunciado la presunta desaparición de dos vehículos de migrantes en el central estado de Puebla, lo que es investigado por agencias de la ONU y la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH, defensoría).
Sin embargo, autoridades de Puebla aseguran que no han encontrado elementos que sustenten la denuncia.
Los migrantes que viajan en esta caravana, a la que siguen dos más con unas 2.000 personas cada una, están decididos a llegar a Estados Unidos pese a las advertencias del presidente Donald Trump de que se les impedirá entrar, y al despliegue de unos 4.800 militares estadounidenses en la frontera con México.
Este jueves, puñados de migrantes, sobre todo hombres jóvenes, salieron del albergue en Ciudad de México para seguir su camino rumbo al norte.
El fenómeno de las caravanas, en las que viajan familias enteras con niños en brazos y mujeres embarazadas, se ha multiplicado este año como una forma de atravesar con mayor seguridad México, donde los migrantes son acechados por autoridades y el crimen organizado.