Tijuana (México) (AFP) – Al menos 150 centroamericanos de la caravana migrante que se inició a finales de marzo, buscan este domingo pedir asilo a las autoridades estadounidenses desde la fronteriza ciudad mexicana de Tijuana.
«Aún nos falta pedir asilo y esperamos que el gobierno de Estados Unidos nos abra las puertas», dijo a la AFP Reyna Isabel Rodríguez, de 52 años, que viajó desde El Salvador con sus dos nietos y espera pedir asilo político al gobierno de Donald Trump.
«Lo que más me preocupa son mis nietos, no quiero que me separen de ellos», agregó.
Sin embargo, la tarea de pedir asilo a las autoridades estadounidenses es complicada. Durante la tarde, agentes migratorios impidieron que unos 20 migrantes cruzaran a Estados Unidos a hacer la solicitud.
Los agentes «solo nos dijeron ‘háganse a un lado, nosotros les avisaremos cuando estemos listos para recibir a alguna persona'», explicó Irineo Mújica, uno de los organizadores del grupo de migrantes.
Por ello, algunos migrantes dicen que esperarán en la calle el tiempo que sea necesario para poder pedir asilo.
En la mañana, varios migrantes cantaron el himno nacional de Honduras, y unos 30 de ellos escalaron la valla fronteriza en donde gritaban «Alerta, alerta, alerta que camina la lucha del emigrante por América Latina».
«Le queremos decir al presidente de Estados Unidos que no somos criminales, no somos terroristas, que nos dé la oportunidad de vivir sin miedo. Sé que Dios le va a tocar el corazón», dijo en ese momento Mújica.
El sábado, las autoridades estadounidenses aseguraron que algunas personas habían ingresado ilegalmente a Estados Unidos.
«Entrar a los Estados Unidos en cualquier lugar que no sea una garita de entrada oficial es un acto ilegal», dijo en un comunicado el titular de la patrulla fronteriza en San Diego, Rodney Scott.
«Si ingresa ilegalmente a nuestro país habrá violado la ley y será remitido para su enjuiciamiento», agregó.
Desde que la caravana llamada Viacrucis Migrante arrancó el 25 de marzo, varios centroamericanos han cruzado México a pie, en tren o en autobús.
La comitiva, que se lleva a cabo desde 2010 para visibilizar el dramático recorrido de los centroamericanos por México, arrancó con más de 1.000 personas, muchas de las cuales se han dispersado, mientras algunos se han quedado en territorio mexicano y otros viajan por su cuenta.
Sin embargo, el presidente estadounidense Donald Trump no quiere saber nada de los migrantes.
Tan pronto vio las imágenes de los empobrecidos centroamericanos caminando a cuestas con sus escasas pertenencias exigió a México en una serie de tuits que detuviera a la caravana, ordenó desplegar la Guardia Nacional en la frontera y ha pretendido ligar el tema migratorio con la firma de un nuevo Tratado de Libre Comercio de América del Norte.
México rechazó las presiones del mandatario estadounidense y se limitó a dar a los migrantes permisos de tránsito de hasta un mes para que decidieran si pedían refugio en este país, regresaban al suyo o seguían su marcha hacia Estados Unidos.