Ciudad de Panamá (Panamá).- Los flujos migratorios de niños, niñas y adolescentes por América Latina y el Caribe están alcanzando cifras récord.
Según el último informe de la UNICEF, La infancia en peligro, estos jóvenes constituyen una proporción mayor de la población migrante en comparación con otras regiones del mundo.
Las rutas migratorias predominantes son la selva del Darién entre Colombia y Panamá, la migración externa desde América del Sur y en puntos clave del norte de Centroamérica y México.
En la última década, la naturaleza de estos desplazamientos ha experimentado cambios significativos.
La creciente violencia, inestabilidad y fenómenos climáticos empujan a más niños y niñas a abandonar sus hogares.
“Los niños y niñas, cada vez más jóvenes, se ven forzados a moverse, enfrentándose a innumerables riesgos que amenazan su bienestar y futuro”, dijo Garry Conille, Director de UNICEF para América Latina y el Caribe.
El peligroso paso por el Darién refleja la gravedad de la situación. Solo en los primeros siete meses de 2023, más de 60.000 niños atravesaron esta selva, la mitad de ellos menores de cinco años.
Simultáneamente, el número de menores detenidos en la frontera sur de Estados Unidos sigue en aumento.
A nivel global, los niños representan el 13% de la población migrante. Sin embargo, en América Latina y el Caribe, esa cifra asciende al 25%, igualando a la región subsahariana de África.
Estos desplazamientos presentan desafíos enormes para las políticas migratorias y respuestas humanitarias.
La vulnerabilidad de estos jóvenes durante su travesía es alarmante.
Riesgos físicos, violencia, explotación y separación familiar son solo algunos de los obstáculos que enfrentan. Ángela, una niña de 8 años, recuerda su travesía por la selva del Darién como una pesadilla, en la que se separó de sus padres durante dos días.
La dinámica de la migración en la región es compleja. Los países funcionan simultáneamente como puntos de origen, tránsito, destino y retorno. Por ello, se requiere un enfoque integrado para proteger a los niños, niñas y adolescentes.
La crisis migratoria infantil en América Latina y el Caribe requiere una respuesta humanitaria más fuerte. Conille destaca la necesidad de “ampliar vías migratorias seguras y regulares para niños y familias, protegiendo así sus derechos y su futuro”
Para afrontar esta crisis, UNICEF insta a los Estados Miembros de las Naciones Unidas a garantizar los derechos y el bienestar de estos niños.
Es vital movilizar un enfoque regional, invertir en servicios básicos en los países de origen, ampliar las vías migratorias seguras y fortalecer los sistemas de protección infantil.
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