Asunción (AFP) – Ante su minoría en el Congreso, la oposición busca forzar con movilizaciones en las calles la renuncia del presidente de Paraguay, Mario Abdo Benítez, al que acusa de corrupción e inoperancia en el manejo de la pandemia de covid-19.
«Si los parlamentarios no escuchan el clamor popular se van a tener que ir también ellos», advirtió en declaraciones a la AFP el líder opositor Efraín Alegre, presidente del partido Liberal, primera minoría en el Congreso.
«La gente que se está manifestando es la que va a resolver el futuro del país», agregó el político, quien en 2018 perdió la elección presidencial frente a Abdo.
Estudiantes, profesionales y empleados, habitantes de la zona urbana sin un liderazgo político visible, llamaron a manifestarse una vez más este martes, por quinto día consecutivo, con la consigna «hasta que se vaya Marito», nombre con el que se conoce popularmente al mandatario de 47 años.
Lo acusan por la falta de insumos para enfrentar la pandemia e inoperancia para conseguir vacunas contra el covid-19.
«Los que se movilizan hoy son en su mayoría ciudadanos de la clase media, la que sale muy pocas veces a la calle. La gente se hartó de los negociados y robos escandalosos en nombre de la pandemia», dijo el senador del partido Liberal Víctor Ríos.
Abdo, que promedia su mandato de cinco años, consiguió la adhesión de la disidencia de su partido Colorado, que encabeza el influyente empresario y expresidente Horacio Cartes, para bloquear momentáneamente cualquier pedido de destitución vía juicio político.
Sin embargo, para aplacar la furia popular que degeneró en fuertes enfrentamientos el pasado viernes con la policía, cambió cuatro ministros, entre ellos el de Salud, «en aras de la pacificación».
«Reacción contra la corruptela» –
El fundamento de estas protestas «es eminentemente ético», consideró el analista político Carlos Mateo Balmelli. Las manifestaciones «no son conducidas por líderes sindicales de trabajadores o campesinos. Estas protestas no buscan una reivindicación política, una lucha por la libertad ni por el poder. Es una sencilla reacción contra la corruptela que se aprovecha de la pandemia», dijo a la AFP.
Para Balmelli, Paraguay no manejó bien la pandemia a pesar de los elogios que recibió en 2020 de gobiernos y organismos internacionales.
«La cuarentena precoz y prematura de siete meses, casi policíaca, fatigó a la gente. A muchos llevó a la ruina económica. No detuvo el contagio que hoy está en sus niveles más altos. Escasean los medicamentos y hay denuncias claras de negociados. La política local se volvió obscena. Eso es lo que causa la furia de la gente», resumió.
Con 7 millones de habitantes, Paraguay se acerca a la cifra de 170.000 contagios y supera los 3.300 fallecidos por covid-19.
Alegre sostiene que el respaldo del oficialismo al presidente puede ser momentáneo, y evocó lo ocurrido en abril de 2017, cuando miles de ciudadanos marcharon y quemaron parcialmente el edificio del Congreso para protestar contra la pretensión de reelección de Cartes (2013-2018).
Tras los sucesos, el Senado dio marcha atrás a una enmienda de la Constitución para habilitar la reelección que ya estaba por ser aprobada.